El amor a la sabiduría

"Ama a la sabiduría quien la busca por sí misma y no por otro motivo, pues quien busca algo por otro motivo, ama a ese motivo más que a lo que busca." (Santo Tomás de Aquino: "Comentario a la Metafísica de Aristóteles", I,3,56)

lunes, 30 de agosto de 2010

Punto de arranque

Estimados curiosos de la filosofía, alumnos, no alumnos, et aliter:

Todo tiene su inicio, la filosofía no es una excepción, nuestra blog tampoco. Pero no todo tiene su término: la filosofía, mientras haya hombres sobre la tierra, no cesará. Al contrario de lo que le sucede a  nuestra blog, que nace amenazada de caducidad, desaliento, cansancio, muerte.
En fin, no es de los desenlaces acerca de lo que desearía escribir, sino de los inicios. De los incios de la filosofía, no según los registran los anales de la historia (aunque algunas veces quizás sí),  sino  más bien de sus albores en el corazón de cada hombre.
¿Y qué lleva a cada hombre a filosofar? ¿Qué es lo que hace de cada filosófo un ser desligado de todas las premuras de la vida? ¿Qué lo mueve a apartarse del hastío de los lugares comunes?
Queda aquí planteada, de este modo y con este talante inquisitivo, nuestra cuestión: el inicio de la filosofía, el inicio del amor a la sabiduría.
Por eso, nuestro "Punto de arranque" es el punto de arranque tanto de esta blog, como de la filosofía misma.