El amor a la sabiduría

"Ama a la sabiduría quien la busca por sí misma y no por otro motivo, pues quien busca algo por otro motivo, ama a ese motivo más que a lo que busca." (Santo Tomás de Aquino: "Comentario a la Metafísica de Aristóteles", I,3,56)

lunes, 27 de septiembre de 2010

El inicio de la filosofía-la tesis de Carl Sagan

Del inicio de la filosofía se puede hablar de dos modos diversos: el origen histórico y el origen radical. El primero hace referencia a aquel momento de la historia de la humanidad en que comenzaron los hombres a hacer filosofía. El segundo hace referencia a qué es lo que lleva a cualquier hombre de cualquier época a cuestionarse filosóficamente por las razones últimas de la realidad en su conjunto.
Con respecto al inicio histórico, los invito a ver este video de Carl Sagan.Luego vayan a la carpeta de Introducción a la filosofía.

Nacimiento filosofía

domingo, 26 de septiembre de 2010

La música clásica y la filosofía

La filosofía tiene mucho que ver con la música (la buena música, digo). No me refiero a la "cumbia villera", o al "reggaetón". Sino a la que se suele adjetivar, con cierta imprecisión, como "clásica", aunque, bien entendido, clásico hace referencia a un período del canon de la música occidental. Esto dicho, conviene saber que la llamamos así porque está por encima de modas,  regionalismos o imposiciones comerciales: está revestida de valores universales y perennes: tiene la virtualidad de interpelarnos a todos, y no importa en qué época vivan los que resulten interpelados por ella.Y lo mismo sucede con la literatura: Sófocles, Moliere, Cervantes son clásicos porque entendemos que los problemas de sus personajes son -o pueden ser- los nuestros. Nos encontramos reflejados. La filosofía, como el amor a la verdad o a la sabiduría en que ella misma consiste, busca lo eterno, las verdades esenciales, no perecederas. Las verdades que la historia no puede ni podrá abolir. Lo clásico es lo universal: la música y la filosofía son universales.

La música, al igual que la filosofía,  plantea sus propias exigencias: el oído debe ejercitarse, entrenarse para  apreciar aquello que, de entrada, no nos suena  fácil, por no ser pegadizo o sentimentalón. Hay que poner en juego una cierta ascesis, porque desde el inicio es difícil que nos arrastre, si previamente no hemos sido educados en la apreciación de su belleza. La filosofía, que nos arranca de lo cotidiano, no para elevarnos a una región separada, sino para advertir en lo cotidiano la conmoción del asombro, exige por su parte un adistramiento para poder seguir su fuerza iluminadora. En el inicio, resulta extraña ("esto es muy abstracto", suelen decir los alumnos).

La música es fuente de alegría. Quienes tienen la fortuna de saber ejecutar un instrumento o de cantar en un coro, saben de esto máximamente. Pero no es necesario que suceda así:  con sólo escucharla ya basta.  En cuanto a la filosofía, el estudio, la búsqueda y el hallazgo de la verdad, aún en esa mínima fracción de verdad que nos pueda ser dado recibir, también produce la alegría serena del poder comprender.

La música clásica tiene un rasgo común: nunca cansa, nunca aburre, nunca resulta trilllada por lo repetida. Siempre se nos presenta con la misma frescura del encuentro inicial. La causa de ello está en que es insondable. La filosofía lo mismo: la realidad no puede ser reducida a una esquelética fórmula. Nunca podremos decir "ya está", nada me queda por conocer. 

Podemos dar un ejemplo: J. S. Bach. Aquí, tenemos el preludio de la suite nº  1 para cello (BWV Nº 1007). Es muy breve (dos minutos y centavos). A medida que la música avanza, los arpegios sobre los que se desliza la melodía nos van envolviendo en un mundo de sonoridades cálidas y misteriosas que sólo la voz  aterciopelada del violoncello puede regalarnos.Las distintas frases que componen la pieza se despliegan subiendo y bajando por la escala, hasta que de pronto, en el minuto 1, 12, el discurso se quiebra, un silencio ... y luego  prosigue  en forma renovada, hasta que en el minuto 1,44 empieza una fase más dramática que nos va  empujando  aceleradamente hacia arriba, más y más. Ya promediando la melodía, alcanzamos un clímax: se trata de una nota, la más alta (un re de la octava más aguda  a la que llega el cello),  que nos deja como suspendidos ante el infinito (eso sucede en el minuto 2,08).Allí quedamos sumidos momentáneamente en una especie de congoja: demasiada belleza para ser comprendida de modo definitivo. Finalmente,  todo se resuelve en la nota última (la tónica) con la que se diluyen todas las tensiones...
Así la filosofía: demasiada verdad, demasiada belleza, demasiada realidad, para que pueda ser agotada. Música y filosofía: hermanadas en lo insondable.
(En la interpretación: Rostropovich)
//www.goear.com/listen/4c8f90a/bach---cello-suite-no.1,-1.-prelude-bach

Aviso de navegantes

En la carpeta referida a evaluaciones y ejercicios puse un aviso sobre el parcial

Apuntes de la unidad IV de Antropología Filosófica

Están a disposición de los alumnos los apuntes de cátedra que corresponden a la Unidad IV de Antropología Filosófica. Allí encontrarán los temas introductorios a la A.F., el tema de la naturaleza humana, el tema de la vida, el tema del alma y la demostración de la existencia del alma. El último puntode esta unidad (los grados de vida) no entra  en el parcial próximo, pero sí en el final. El vínculo de donde pueden bajar los apuntes es el siguiente:
https://docs.google.com/leaf?id=0B5eVbzwh3IZ8ZTZhNTEwMDEtOGRjNy00Nzk2LWI5NzEtZjA2YTM2M2YwZWZi&hl=en