El amor a la sabiduría

"Ama a la sabiduría quien la busca por sí misma y no por otro motivo, pues quien busca algo por otro motivo, ama a ese motivo más que a lo que busca." (Santo Tomás de Aquino: "Comentario a la Metafísica de Aristóteles", I,3,56)

jueves, 21 de octubre de 2010

Mujeres autoconvocadas

Hace dos semanas (del 9 al 11 de octubre)  se realizó en la ciudad de Paraná, provincia de Entre Ríos, el Encuentro Nacional de Mujeres, más conocido como el encuentro de "mujeres auto-convocadas". Se viene realizando desde hace muchos años y convoca a todas las mujeres que deseen reunirse para debatir la problemática que las involucra (trabajo, educación, "género", "derecho" al aborto, etc.). Concurren diversos grupos, algunos vinculados a partidos políticos radicalizados, otros que responden a las políticas de familia del gobierno, grupos de lesbianas (como Pan y Rosas), como así también algunas mujeres que seguramente de buena fe, pero ignorantes de que se las manipula, terminan sumando votos a propuestas nefastas. Cada año se realiza en una ciudad del interior y el cierre de la reunión consiste en una marcha de sus participantes que desfilan por la ciudad gritando sus consignas e insultando a todo el que tenga otra manera diversa de ver las cosas, es decir a los católicos: por eso un punto obligado de destino es la catedral de la ciudad, a la cual ensucian con lo que pueden, tratan de forzar la entrada, profieren los peores insultos y se exhiben con ostensible obscenidad.  Como ven, todo muy "edificante" y "agradable".

Desde hace unos años, grupos de mujeres católicas de todas las edades -madres de familia, universitarias, estudiantes de los últimos años del secundario, etc.-  han decidido hacer frente a la situación: por sus propios medios, ciertamente sin la generosa ayuda que, por el contrario, dispensa el gobierno a las organizadoras radicalizadas, concurren a cada cita. Peso a peso, haciendo peñas folklóricas, organizando rifas, poniendo de su bolsillo, consiguen fletar un micro y allí parten, dejando de lado la comodidad o la diversión, o lo que fuere.  Van, como se dice, "a jugarse el tipo", a dar la cara,  por una causa fundamental, como lo es la de la vida. Quienes han ido saben que no es un paseo triunfal ni una actividad turística. Las acompañan algunos hombres, maridos, hermanos, para protegerlas, llegado el caso, y para custodiar las iglesias durante la marcha final. En esas marchas se viven momentos de mucha violencia y tensión. Una prueba de nervios: se trata de resistir sin responder. De soportar los insultos, los escupitajos, y cosas más desagradables, sin reaccionar,  (esa es precisamente la máxima expresión de la virtud de la fortaleza: resistir el mal).Asistir a ese aquelarre es una experiencia impactante, que marca a quienes han estado.

Una vez allí, las mujeres católicas participan de distintas comisiones en las que se suceden largos debates, testimonios, etc. y al final se registran las conclusiones y peticiones que serán elevadas a las autoridades legislativas. Por supuesto, la comisión de "mujer y aborto" es la más difícil y arriesgada.

Este año la reunión fue muy virulenta (¿será porque se saben  pisando fuerte por la aprobación de la ley del pseudo matrimonio gay?): hubo 50 mujeres católicas que sufrieron violencia por parte de las que están a favor del aborto (una de ellas tuvo que ser llevada al hospital de Paraná y salió con un cuello ortopédico). En un momento dado, la agresividad llegó a un punto tal  que dos de los varones que estaban en la calle frente al colegio sede de la reunión, intentaron entrar. En ese punto, la reacción fue demencial: las mujeres feministas se desataron y comenzaron a romper a pedradas los vidrios de la escuela, llegando a tirar una bomba de gas lacrimógeno.
Por supuesto, la información de los diarios (incluido un diario capitalino de gran difusión y la infaltable Página 12) fue que un grupo de cien fundamentalistas católicos, intemperantes y provocadores, armados de notorias cruces, invadieron el lugar y turbaron el pacífico diálogo de las feministas. No fue eso lo que sucedió (lo sé porque una de mis hijas, sobrinas e hijas de amigos estaban allí).

Al menos, los Senadores de la Provincia de Entre Ríos, repudiaron la intolerancia de las feministas y el aborto, pero los medios nacionales  no se hicieron eco de todo ello (ver la nota aquí http://www.elentrerios.com/index.php/provincia/politica/8419-el-senado-entrerriano-le-dijo-no-al-aborto-)

 En fin,  vaya este comentario con mi admiración y homenaje a todas las mujeres generosas y valientes -como sólo las mujeres saben serlo- que han participado y participan de estos congresos, a riesgo de su integridad, para defender las buenas causas. 

Y también como invitación para que muchas otras sigan su ejemplo.   

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