El amor a la sabiduría

"Ama a la sabiduría quien la busca por sí misma y no por otro motivo, pues quien busca algo por otro motivo, ama a ese motivo más que a lo que busca." (Santo Tomás de Aquino: "Comentario a la Metafísica de Aristóteles", I,3,56)

Cuestiones debatidas

Martes 23 de noviembre de 2010.
Lamentablemente me faltó tiempo para tratar este tema en clase. En lugar de ello, les mando un artículo de Robert Spaemann bastante sencillo y clarificador: "La convivencia de creyentes y no creyentes en una sociedad moderna”. Y agradezco a la fuente que lo puso a disposición de todos: http://www.scriptor.org/2005/12/robert_spaemann.html
(sobre www.scriptor.org  ver más abajo).

También lo pueden bajar de googlsdoc.:


Para el que le interese profundizar-ya sea ahora o con vistas a un futuro trabajo monográfico- les recomiendo el libro de Martin Rhonheimer: "Cristianismo y lacicidad. Historia y actualidad de una relación compleja", ediciones Rialp, Madrid 2009. Como para que tengan una idea más precisa sobre su contenido, transcribo la opinión de J.F. Serrano Oceja:

La tesis del libro es sumamente clara: el cristianismo introdujo en la historia occidental, de manera absolutamente nueva, una clara separación entre política y religión. Afirma el cristianismo la supremacía de lo espiritual respecto a lo temporal y la consiguiente relativización del poder político, es decir, la subordinación de éste a criterios de verdad moral. El cristianismo es la condición de posibilidad del desarrollo de una cultura política laica, y su garante. Los valores y las instituciones provenientes del cristianismo son el alma y la condición de vitalidad de la cultura occidental, una cultura que se ha universalizado y ha generado una no desdeñable articulación a través de los derechos humanos y la forma liberal y constitucional de la democracia.
El libro hace un recorrido por la historia de las relaciones entre cristianismo y poder político, entre Iglesia y Estado. Y en una segunda parte, destinada al presente, describe los perfiles tanto de la sana laicidad, fruto del cristianismo, como del laicismo integrista, que es «una forma de exclusión de la religión, así como de todo lo que, en materia ética, pueda derivar de una verdad y de una enseñanza enraizada en las verdades religiosas» (p. 120).
Ese laicismo integrista tiene algunas de estas características: pretende anular la distinción entre poder y moralidad, por tanto, trata de excluir el hecho de que existan criterios de valor objetivos, independientes del ejercicio práctico del poder político; combate la religión en pos de un exclusivismo político; sólo acepta como criterio de moral y de justicia aquellas instancias que están sometidas al control del proceso político; convierte su positivismo jurídico-político en una especie de nuevo poder espiritual; ve en el fenómeno religioso un enemigo de la autonomía laica de la conciencia de los ciudadanos; y se transforma en una especie de paternalismo que intenta sustraer al ciudadano de toda influencia religiosa, de toda Iglesia. Este integrismo laico puede comportarse pacíficamente con la religión, pensando en que va a morir; o volverse agresivo, antirreligioso activo. ¿Acaso no les suena a nuestros lectores esta fotografía a lo que vivimos en la España del Presidente Zapatero y sus aliados radicales de izquierda y separatistas? El libro del profesor Rhonheimer merece, y mucho, una atenta lectura en diálogo con nuestro presente.
José Francisco Serrano Oceja

Finalmente, dos comentarios sobre las opiniones de uds.: 

1. muchos entendieron que había que comentar el tema del "pseudo matrimonio homosexual". No era eso, lo puse sólo a título de ejemplo, como una señal de ruptura con la visión cristiana de la vida (y con la visión de la ley natural).
2. El tema es mucho más importante de lo que algunos creen. No  niego que  haya temas políticos más urgentes que éste, que deben ser planteados y resueltos (pensemos, por ejemplo, en la situación de inequidad  en grandes áreas de la Argentina, como en Formosa la desnutrición infantil). Pero a veces hay que distinguir lo urgente de lo importante, que no siempre van juntos. El tema planteado  no es un tema urgente,  y en eso sí coincido con los que opinaron de tal modo, pero  es fundamental, ya que dependen de su correcta resolución la organización de la vida política, social y cultural de una nación, en este caso la nuestra. De hecho ha pasado a tener visibilidad pública y, no lo dudo, ella se va a incrementar. La intención de borrar del espacio público a la religión (a la católica en especial) está en la agenda política de los partidos "progresistas" y de los organismos internacionales, a quienes les produce gran irritación las enseñanzas de la Iglesia Católica en materia de familia y en defensa de la vida. 

Como muestras que les permitirán pulsar la situación y la seriedad de esta cuestión, transcribo dos referencias:
1. El libro de Marcello Pera "¿Por qué debemos llamarnos cristianos?" Es un político ateo y liberal italiano (por lo tanto nada sospechoso de parcialidad en favor del cristianismo) cuya opinión en contra del laicismo integrista (o como quieran llamarlo) es bastante crítica. Transcribo parte de sus opiniones, extraídas de una entrevista en www.zenit.org

El autor se refirió a un encuentro reciente que tuvo con el Papa Benedicto XVI. Pera aseguró que el Papa no le preguntó si creía en Dios pero que en cambio le preguntó: “¿cómo justificas tú laico, tú liberal, tú europeo occidental los principios y los valores que consideras fundamentales? ¿Cómo estás dispuesto a justificarlos y a confrontarlos con los otros?”
Según el autor, el Papa le preguntó “cuál es el terreno sobre el cual creyentes y laicos pueden encontrarse para salvaguardar estos principios y valores sin los cuales están de acuerdo en que no existiría la civilización occidental”.
Pera señaló que el concepto de persona “creada a imagen de Dios” que tiene el cristianismo “no lo tienen otras culturas”, y aseguró que este existe “antes de que intervenga el Estado, antes de que la política nos garantice que los derechos sean los derechos naturales fundamentales”.
“Si se prescinde de estos principios cristianos habremos eliminado nuestro legado constitucional”, afirmó, y añadió que “lamentablemente el liberalismo ha perdido su esencia al convertirse una 'ética del supermercado'”. 


El libro acaba de ser editado en castellano por Ediciones Encuentro (a la Argentina no llegó todavía, pero se puede conseguir por Internet.)
2. Una muy reciente entrada -del 20 de noviembre- en el blog de Juan José García -Noblejas (figura en mi lista de blogs, y les recomiendo su frecuentación, por su profesionalidad -no en vano es un destacado especialista en teoría de la comunicación y académico en la Univ. de Navarra y en la de la Santa Cruz en Roma- como así también por sus comentarios equilibrados y respetuosos del pensamiento de los demás). En concreto: hace referencia a un comentario de Bernard-Henry Lévy: "hay que defender a los cristianos". Pueden leerlo en  este enlace:  http://www.scriptor.org/2010/11/bernard-henri-l%C3%A9vy-hay-que-defender-a-los-cristianos.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+scriptor%2FMjkN+%28+Scriptor.org%29


PRIMER TEMA
Introducción:
En esta carpeta, vamos a plantear algunos temas que son de actualidad y sobre los cuales hay posiciones divididas.
El primer tema es el de la relación entre religión y sociedad. Como recordarán, con ocasión del debate sobre la ley del psudomatrimonio homosexual, uno de los argumentos que reiteradamente se oyó fue aquel que, desde una postura laicista, recusaba las posturas opuestas al proyecto sometido a debate en el Senado, pretextando que se trataba de una intromisión  de la religión en la sociedad.
¿Esto es así? ¿Un católico está inhibido de exponer su opinión en el espacio público? ¿Oponerse con argumentos racionales, en una cuestión debatida, es hacer profesión de intolerancia si la postura asumida coincide con la visión religiosa?
Temas o etiquetas: Religión y laicismo, Estado confesional o estado neutro, tolerancia, intolerancia, relaciones Iglesia-Estado, etc.etc..
Formas de plantear la cuestión:
¿puede tener presencia la religión en el espacio público? Por ejemplo, ¿en la enseñanza de la  religión, o con sus símbolos religiosos en ámbitos estatales? ¿Pueden opinar los eclesiásticos sobre temas que debanten los cuerpos legislativos? ¿Se puede invalidar una postura determinada porque se la identifica con una postura religiosa? ¿Qué es el laicismo?
Como disparador del tema, pueden consultar la opinión de Carmen Argibay: "Yo nunca tuve un crucifijo en mi despacho porque soy una funcionaria de un Estado laico"  (ver en: http://www.perfil.com/contenidos/2010/09/18/noticia_0016.html)

Metodología: todos los alumnos deben dejar su opinión o comentario. Deben dar su apellido y nombre. El plazo para participar es desde el lunes 4 de octubre con una duración de dos semanas (hasta el 20 de octubre),
Pueden consultar la bibliografía que consideren oportuna (fuentes históricas, jurídicas, sociológicas, filosóficas, teológicas, etc.) o artículos que aparezcan en la web.
El viernes subsiguiente, cerraré el debate en clase, previa síntesis de las opiniones vertidas.

Evaluación:  evaluaré, en primer lugar,  que hayan cumplido con la intervención obligatoria (pueden intervenir cuantas veces quieran). En segundo lugar evaluaré la corrección gramatical, la claridad expositiva y la capacidad de fundamentar su postura con argumentos.

Cualquier duda o sugerencia, la dejan en el blog.

43 comentarios:

  1. En mi opinión, considero que en el debate por la legitimación del matrimonio homosexual se dejó de lado un pilar fundamental de la democracia, el principio de la mayoría, el cual se establece en toda sociedad compleja para satisfacer el bienestar de la mayor cantidad de ciudadanos, según sean sus valores e intereses.

    Creo que durante la formulación de esta nueva ley el poder Legislativo decidió seguir ideales políticos partidarios, favoreciendo una minoría frente a la oposición de una amplia mayoría y omitiendo así una de las bases democraticas.

    El principio de la mayoría genera consenso de la sociedad respecto a determinadas cuestiones. Si para la generalidad de individuos la enseñanza de religión o el instalar símbolos religiosos en espacios públicos es correcto, entonces no hay por que cuestionar su presencia. En caso contrario se debe honrar el principio antes nombrado y aceptar lo que se establezca.

    Como vivimos en democracia, todos tenemos el derecho a expresarnos, somos libres de opinar en cualquier medio público, incluyendo en una Iglesia. Allí se congregan las personas que así lo deseen y pueden expresar en esa comunidad su opinión, tanto el creyente como el sacerdote, manteniendo un mínimo de respeto. Por lo tanto creo que la opinión de la Iglesia respecto a temas del poder Legislativo es tan libre y valida como todas. El sacerdote es tambien ciudadano activo del Estado.

    Como cristiano me adhiero a la postura de la Iglesia, como muchos otros, porque somos libres de hacerlo. Nadie esta obligado. Y si esto es compartido por la generalidad de la sociedad, no se puede ignorar. En cuanto al laicismo, considero que es una postura personal. Si Carmen Argibay no quiere tener un crucifijo en su despacho, es asunto suyo. El Estado es laico por constitución por una cuestión de no generar conflicto con otras religiones presentes en el país, pero ella en su libertad, tiene la elección de si tenerlo o no.

    Pieso que en el final todo se reduce a los valores personales, que no se deben imponer, pero que en democracia tienen que ser atendidos si presentan amplio apoyo.

    Juan Ignacio Larraburu
    RRII 1ºA

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  2. Respecto al tema a debatir de "La legitimacion del matrimonio homosexual" sostengo:

    En primer lugar:
    El matrimonio es una institución esencialmente heterosexual y esto implica desnaturalizar el concepto de matrimonio, lo que implica pervertir la “naturaleza”

    En segundo lugar,comparto la siguiente postura con mi compañero Juan Larraburu:

    Creo que durante la formulación de esta nueva ley el poder Legislativo decidió seguir ideales políticos partidarios, favoreciendo una minoría frente a la oposición de una amplia mayoría y omitiendo así una de las bases democraticas

    En tercer y ultimo lugar, creo que la postura de Carmen Argibay es erronea ¿ un simbolo religioso condiciona? y ¿ no condiciona el que no lo haya?.Si en este momento la tuviese en frente a la Sra. le reeleria el Preambulo de la Constitucion Argentina para ver como me justifica su postura de "Estado Laico"

    Martina Quaglia
    1A RRII

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  3. En primer lugar extraigo una frase de un párrafo que escribió mi compañero Juan Larraburu “Como vivimos en democracia, todos tenemos el derecho a expresarnos, somos libres de opinar en cualquier medio público, incluyendo en una Iglesia.” Y adhiero, así como vivimos en democracia también somos libres de elegir de que modo queremos vivir, con esto hago un pequeño enfoque al tema de la religión, y la homosexualidad.

    Por otro lado el laicismo es la corriente de pensamiento o ideología política que defiende o impone la existencia de una sociedad organizada aconfesionalmente es decir de forma independiente. Por tal motivo, cada uno es libre de elegir o tomar sus propias decisiones.

    Ahora bien según la nota de la señora Carmen Argibay pide que “saquen todos los crucifijos de las salas de audiencia”, a esto lo pide una jueza de la Corte Suprema de Justicia, por tal acaso ¿esta señora no conoce o no recuerda lo que dice el Preámbulo de la Constitución Argentina? “... invocando a la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia:..” si según su creencia cada uno es libre de decidir de forma independiente, ¿porque busca imponerse? Pasando por encima los escritos tan importantes como los de la constitución, a la vez creo que hay temas mas importantes a tratar que el hecho de sacar crucifijos de salas.

    En último lugar, estoy de acuerdo con que la iglesia participe en cuestiones de política, pero siempre desde su papel de IGLESIA, lo acepto y lo creo como cristiana que soy.

    Fiama Angelina Garde
    1 A Ciencias Políticas

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  4. Considero que la presencia religiosa en las Instituciones Académicas es muy importante ya que su enseñanza contribuye al desarrollo integral de los estudiantes, es decir, se incluye también la formación como persona, el respeto y el amor hacia el prójimo.

    Juan Pablo II refiriéndose a este tema manifestó en Enero de 2005 en una entrevista que “la juventud tiene derecho desde el inicio de su proceso formativo a ser educado en la fe”

    Hoy en día estamos en una sociedad con cierto tinte anti-cristiano por eso cuando alguien como nosotros, opina o se manifiesta frente a un tema que se debata en órganos legislativos como fue el caso del pseudo-matrimonio homosexual y como lo que pronto será el debate sobre el aborto, se discute nuestra postura, se la cree errónea sólo por tener principios cristianos, lo cual me parece totalmente incorrecto que nos juzguen porque como ciudadanos de un país que “sostiene el culto católico” (Art. 2 de nuestra Constitución Nacional) tenemos el derecho de opinar.

    Con respecto a la frase aludida por la jueza de la Corte Suprema de Justicia, Carmen Argibay, “yo nunca tuve un crucifijo en mi despacho porque soy funcionaria de un estado laico”, me parece correcto que no quiera tenerlo ya que el Art. 14 de nuestra Constitución Nacional dice “profesar libremente su culto” pero siempre y cuando hable por sí misma. Lo que no comparto es que “se saquen todos los crucifijos de las salas de audiencias, de los tribunales” como también manifestó. Porque los cristianos apostólicos romanos, según el Conicet somos el 76,4% de la población y nuestro Estado reconoce un carácter preeminente a la Iglesia católica, es por eso que me parece acertado ver crucifijos en lugares públicos, y reitero, que lo quite ELLA, de SU despacho, ya que dijo ser atea.


    CAPELLINO, ANTONELLA YANET.
    RR.II 1A

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  5. Desde mi punto de vista, cualquier religión, y entre ellas la Católica puede opinar y expedirse sobre cualquier tema . La Iglesia, más allá de ser una institución, esta conformada por ciudadanos , y como en una democracia hay libertad de expresión, cualquier ciudadano puede expresar su opinión, y la Iglesia como representante de un número significante de ciudadanos también puede hacerlo.

    Por otro lado, como en nuestro país también hay libertad de culto, creo que es elección de cada uno tener o no un crucifijo en un despacho, en una escuela, en una oficina o donde sea. Incluso en lugares públicos, no me parece que sea incorrecto tener un crucifijo porque el estado es laico. Un crucifijo no significa necesariamente que se van a tomar medidas o decisiones relacionadas con algún dogma, puede simplemente simbolizar la ayuda de Dios para tomar la decisión acertada (que puede corresponderse con alguna creencia religiosa o no). Ademas, en definitiva son los funcionarios los que toman la decisión no la Iglesia, y si un funcionario tiene una postura religiosa hay que respetarlo porque lo eligió la sociedad. No tiene nada que ver si el estado es laico o no.

    Sobre el tema de la enseñanza religiosa en las instituciones educativas públicas y estatales considero que no es correcto que se enseñen doctrinas religiosas porque se limita la libertad de culto. Aunque si creo que sería muy positivo para transmitir buenos valores y formar mejores personas.

    Andrés García Iturralde
    Ciencias Políticas 1A

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  6. En mi opinion la religion tiene un espacio ya establecido en el estado nacional, ya sea por la base constitucional de nuestro pais o bien por las costumbres en las que nuestra sociedad se fue forjando a lo largo de estos doscientos años de vida.
    Si miramos mas en profundidad, veremos que en cualquier ambito de la sociedad podremos encontrar algun indicio de la religion catolica, ya sea en la entrada de un hospital, en un despacho judicial ( aunque ahora se este debatiendo este tema) o bien en alguna escuela estatal. Podemos decir que nuestra vida esta influenciada por la religion catolica, asi como tambien por sus simbolos y todo lo que este relacionada con ella.
    En cuanto a la posibilidad de los ecelesiasticos de debatir u opinar sobre temas legislativos, creo que no tiene nada que ver su “profesion” eclesiastica, si no que al ser un ciudadano de la Republica Argentina, cualquier persona sin importar a que religion, clase o lugar pertenezca, tiene el derecho y podria decir que hasta la obligacion de dar su opinion acerca de cualquier tema que pueda interferir en la vida laica.
    Respecto al tema de la invalidacion de una postura determinada pienso que no tiene importancia si es o no religiosa, si no que mientras no sea una postura extemista no tiene por que ser invalidada, eso incluye su relacion con la religion catolica.
    Finalmente en mi opinion una persona es laica cuando no hace de su religion una profesion, por eso decimos que el laicismo esta comprendido por todas las personas que no tienen una profesion relacionada con la religion quedando entonces excluidos los sacerdotes, los obispos,los rabinos,etc.

    María Julieta Leonino
    Relaciones Internacionales 1 A

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  7. En mi opinión con respecto a la religión hoy en día es un tema que se esta dando mucha importancia por distintos motivos, es algo muy popular por que se encuentran distintas opiniones, ciertas son muy polémicas como puede ser el matrimonio de personas del mismo sexo y mas recientemente como cito la señora Carmen Argibay: "Yo nunca tuve un crucifijo en mi despacho porque soy una funcionaria de un Estado laico". Con respecto a lo dicho por esta señora me parece que tiene un error de concepto ya que el Estado Argentino es un país católico, como esta inscripto en la Constitución Nacional en el artículo 2°- El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano, dado que esta establecido en la Constitución Nacional la señora Carmen Argibay tendría que retraerse por lo dicho, ya que ella es funcionaria de un Estado católico apostólico romano. Hoy en día se registra un 67 porciento de la población se declara católica. Yo creo que cada uno es libre de practicar cualquier religión pero un funcionario publico debería abstenerse a dar declaraciones de ese tipo, tampoco tendrían que influir en sus decisiones teniendo en cuenta que el Estado Nacional es un estado católico.

    Malena Junca Espósito.
    Cs.Politicas.

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  8. En mi opinión, el tema debatido parece haber cobrado una importancia significativa durante los ultimos meses, considerando como disparador el debate sobre el matrimonio homosexual y sus diversas implicancias. Creo que es una buena oportunidad para volver a replantearse temas que conciernen a toda la sociedad civil y religiosa y que podrian significar un beneficio en tanto se aclararian cuestiones que resultan contradictorias o confusas para muchos hoy en dia.
    Con respecto a lo declarado por la señora Carmen Argibay: "Yo nunca tuve un crucifijo en mi despacho porque soy una funcionaria de un Estado laico" rescato lo que dijo mi compañera Malena Junca. Es verdad que la Argentina no es un pais laico, es Católico y como tal, debe respetar ciertas normas que le son inherentes como institución.
    Por otro lado, la Argentina tambien es un Estado democrático y con libertad de culto, cosa que significa: "es un derecho fundamental que se refiere a la opción de cada ser humano de elegir libremente su religión, de no elegir ninguna (irreligión), o de no creer o validar la existencia de un Dios (ateísmo y agnosticismo) y poder ejercer dicha creencia públicamente, sin ser víctima de opresión, discriminación o intento de cambiarla". Esto supone que cada persona puede elegir, como en el caso de la Sra. Argibay, no poner un crucifijo en su despacho a pesar de vivir en un país Católico, y no por eso debe ser discriminada o ignorada a la hora de dar su opinión. De igual manera, creo que la Iglesia tiene el mismo derecho de hacerse escuchar, de imponer sus opiniones y luchar por sus ideales tanto en el ámbito privado como público y debe ser respetada como tal.
    Con respecto a la enseñanza estatal opino que la Iglesia debe tener incidencia ya que la religión Argentina de los Argentinos es Católica. Todos los seres humanos deben tener la oportunidad de educarse en la religión y conocerla. Es su decision el ejercerla o no luego. No solo digo esto por el catolicismo en si, sino porque la religión Católica, ademas de enseñar sus dogmas y principios, proclama una serie de valores morales cuya enseñanza son fundamentales a la hora de construir una sociedad organizada y creo que durante los último años en la educacion estatal la materias como Moral, Ética, etc. Han sido omitidas en los programas educativos.

    Delfina Celichini
    Cs. Políticas.

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  9. Con respecto a lo dicho por la jueza de la Corte Suprema, yo creo que su argumento es perfectamente válido para su persona, ya que ha declarado abiertamente ser atea. Independientemente de eso, no me parece válido su argumento de que no tiene un crucifijo porque representa un estado laico. Ella no tiene un crucifijo porque es atea y no cree. Su aseveración es tan válida como decir uno no tiene un cuadro de Picasso en el despacho porque representa a un estado latinoamericano. La persona es una:sus costumbres, su historia, su religión, su sexo y sus principios; eso hace hace que la persona sea lo que es. La misma persona es en su familia, en su trabajo, en los negocios. No puede ser una persona para el estado, otra persona para la familia u otra para el deporte. Todos los elementos que sumen a la integridad nacional son importantes, ya sea un cuadro de San Martín, una cruz, o una estrella de David. Tener un símbolo religioso condiciona tanto como tener la foto de la familia o el diploma de la universidad.

    Acerca de si una postura se puede invalidar porque se la identifica a una religión, yo creo que no, al contrario, tiene que ser considerada por ser parte representativa de un sector de la sociedad, con el cuidado de ser compatible con el resto de los credos que nuestra constitución acepta(Articulo 14 de la Constitución Nacional :"Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender").

    La religión en la educación es un tema muy delicado, porque habría que tener la estructura necesaria para cumplir con todos los credos, y que fácilmente puede ser cubierta por la familia. Esto lo planto teniendo en cuenta que en la Argentina ninguna religión tiene carácter oficial; la Iglesia Católica, de la cual la gran mayoría de la población forma parte, cuenta con un status jurídico diferente al de los otros credos, según el artículo 2 de la Constitución Nacional. También se debe tener en cuenta que vivimos en un continente mayoritariamente católico y nos movemos bajo las pautas de un mundo occidental y cristiano.

    Victoria Ruiz Martínez
    1A RRII

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  10. Política, Religión y su relación han sido uno temas más importantes a debatir a lo largo de la historia. Todos sabemos que hoy en día las sociedades se caracterizan por ser "laicas", lo que no significa que se tenga prohibido expresar públicamente la religión o creencia que cada uno posea. El laicismo es distinto del anticlericalismo en cuanto no condena la existencia de los valores religiosos.

    Sostengo que la enseñanza católica siempre ha sido un factor influyente en la sociedad, manteniendo tanto valores morales como costumbres que, en muchos casos, lamentablemente, hemos perdido como consecuencia del progreso indefinido.
    Tanto adolescentes como adultos se aferran cada vez mas a un sentimiento anti-religioso, dejando a un lado el sentimiento de espiritualidad.

    Con respecto al dicho de la señora Carmen Argibay: "Yo nunca tuve un crucifijo en mi despacho porque soy una funcionaria de un Estado laico", opino que se encuentra equivocada ya que la Religión Católica se encuentra aceptada como culto en la Costitución Argentina. Por lo tanto los símbolos y expresiones católicas, en mi opinión, deberían estar consideradas.

    Por otro lado, tenemos datos verídicos que en el pasado la religión católica y el sentimiento patrio por la unidad argentina han ido de la mano. Así se lo recuerda, "¿Cómo se trasmitió la fe?. Se transmitió en la familia, en los hogares, han sido las madres y las abuelas aquellas que transmitían de una generación a otra las verdades fundamentales de la fe unidas al sentimiento patrio". Manifestó el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer. (14 de Julio de 2010, en referencia al Bicentenario)

    ¿Por qué Occidente considera la Fe y la religión como algo retrógado? ¿Por qué esto en Oriente no ocurre? Es algo que yo, todavía no me pude responder. No comprendo como en los países orientales las personas mueren en honor a su religión, mientras que en Occidente condenamos la manifestación pública de una opinión basada en nuestra creencia religiosa.

    Anabel Rodriguez
    1a RRII

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  11. Publico el comentario de Inés.


    Antes de empezar a exponer mi postura sobre el debate en cuestión, quería aclarar (al igual que mis compañeros) que lo mencionado por la jueza Carmen Argibay es un argumento erróneo ya que el Estado Argentino, teniendo en cuenta el art. 2 de la Constitución ( Art. 2º.- El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano) sostiene una religión particular: en este caso el catolicismo. Y como si esto fuera poco, el préambulo hace mención también sobre el mismo tema ("...invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución, para la Nación Argentina."). Como otro dato importante, el 90% de la población Argentina es católica y como dice el Art. 22.- El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución. Si el estado no sostuviese el culto católico, ¿por quién estariamos representados el 90% de la población?. La jueza debería releer la Constitución para que pueda desarrollar su función con mas idoneidad, y representar la voluntad popular.
    Por otro lado, opino que los crucifijos no tienen que ser sacados de ningún lugar público, ya que es un país que sostiene el culto libre de la religión. Con el mismo argumento, los eclesiásticos pueden opinar sobre temas legislativos. Ya que la vida cristiana está directamente conectada con la vida corriente. Es decir, la vida cotidiana es parte de la vida de un católico. Y el católico deberá entrelazar su vida cotidiana con la religión. No se pueden separar. Son una misma cosa. Los valores morales que conllevan una vida cristiana se aplican (inexorablemente) a los ámbitos cotidianos. No se puede ser cristiano en la vida privada, y no serlo en la vida pública. Es por eso que los valores que se forman y se defienden desde la religión católica son expuestos y aplicados a todos los aspectos. La vida de un cristiano no implica otra cosa que buscar responder con coherencia y fidelidad a Dios en todo momento. Se trata de integrar la vida espiritual y la actividad cotidiana por medio de la fé. En todas y cada una de las circunstancias concretas de nuestra existencia guiadas por el camino de Dios. Quien exige un estado laico, la separación del estado y la Iglesia y dice ser católico, debería replantear su vida cristiana. Ya que separar la Iglesia y el Estado tiene el mismo razonamiento que querer separar la vida cristiana y la actividad cotidiana.
    Finalmente, agrego que el tema del crucifijo expuesto por la sra jueza es algo anecdótico. Los problemas de fondo, son otros: desde el pseudo matrimonio homosexual o la despenalización del aborto. Los representantes, reitero, deberían defender la voluntad del pueblo, y no utilizar temas tan profundos y complejos para ganar votos o adeptos. La familia, y el derecho a ella no deberían politizarse. La Iglesia sólo sale a defender a la mayoría (ese 90% católico que el Estado en algunas medidas no está representando) y a los valores morales que hacen a la vida en sociedad. De una sociedad católica. ¡La jueza debería seguir el ejemplo!.

    Inés Andrea Garcia

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  12. Publico el comentario de Inés Laxague:

    Voy a ser breve. Con respecto a la homosexualidad, estoy en contra de su legitimación ya que el matrimonio es entre un hombre y una mujer por naturaleza: se ve en todas las demás especies de animales: cuando se vio 2 hembras juntas o 2 machos juntos ? JAMAS , claramente las uniones entre parejas del mismo sexo provienen de un trastorno de ambas partes que en la mayoría de los casos se puede curar y el Estado tiene el deber de darle a estos la atención necesaria para garantizarles su salud ya que la democracia es para todos y no solo para la mayoría. Ademas si su justificación es que : hay amor , se quieren ..Perfecto entonces legalicemos también las uniones entre un perro y un humano, entre un menor y una persona grande, entre 3 , 4 personas.. si se aman ?? Pero el amor NO es sentimiento: las pasiones y los sentimientos deben estar situados bajo la guía de la razón para que los modere en algunos momentos , los vivifique en otros para que :la inteligencia, la voluntad, la mente y el corazón encausen nuestras aspiraciones y sentimientos, afectos y decisiones.
    En cuanto al tema de los crucifijos :
    Como esta inscripto en la Constitución Nacional en el artículo 2°- El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano. Por lo tanto debería comportarse como tal.
    Principalmente eso : en un país donde la mayoría de la población es o se dice ser católica apostólica romana está bien ubicado un crucifijo en los lugares públicos como símbolo de una creencia y de una causa de la existencia y perseverancia de nuestra Nación , que existe gracias a Dios y sigue en pie gracias a El.
    Que yo sepa ninguna persona se vio presionada o condicionada en sus actitudes por tener un crucifijo en su "despacho" y si se vio condicionada fue para el bien de sus actos.. ya que Dios ayuda protege y alienta.

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  13. Publico el comentario de Clarisa Aduriz:

    Todos los ciudadanos tenemos el mismo derecho a participar de la sociedad, tanto los que practican un culto, como los que son ateos. Debido a esto, al momento de tomar decisiones que afecten a la población entera, cualquiera puede decir lo que opina y lo que piensa siempre y cuando no lo haga con el propósito de ofender a otros, ya que todos merecemos el mismo respeto y tolerancia. No está bien que se inhiba a los católicos o personas de otra religión a exponer su opinión en el espacio público solo por su fe; el ser religiosos no les da menos derecho que los que no lo son a expresarse, sobretodo, en un Estado democrático que dice aceptar y darle los mismos derechos y obligaciones a todos sus ciudadanos.

    Cuando se tratan cuestiones muy polémicas y discutidas (como hace poco sucedió con la ley que aprobaba el “matrimonio” homosexual), todas las opiniones deben ser aceptadas, siempre que se utilicen argumentos racionales, que se den en un debate, en un diálogo sin violencia ni posturas extremistas o intransigentes que no tengan fundamento. Oponerse con los argumentos correctos en una cuestión de este tipo no es ser intolerante solo porque coincide con la visión religiosa.

    Por último, creo que la religión es algo muy personal, que depende de cada uno, por lo que no me parece que se enseñe determinado culto, como el católico, en las escuelas públicas, por más que traiga muchos beneficios ya que se estaría imponiendo una determinada religión, sin respetar el derecho a la libre elección que tienen todos. Pero esto no significa que si alguien quiere expresarse en algún espacio público, como lo hace cualquiera, poniendo de manifiesto su fe (por ejemplo, que un juez ponga un crucifijo en su despacho), tiene todo el derecho a hacerlo; siempre y cuando, como se dijo antes, no esté dirigido a ofender a otras personas, sea en el lugar apropiado y realmente exprese lo que la gente involucrada cree y siente.

    Además, me parece que los eclesiásticos pueden opinar libremente sobre temas que debaten los cuerpos legislativos como ciudadanos que son y como responsables de guiar a los fieles que los siguen y buscan su consejo.



    Clarisa Adúriz

    Cs. Políticas 1A

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  14. Publico el comentario de Alejandro Insfran:

    En primer lugar me parece, que debemos aclarar que es Laico;

    El diccionario de la Real Academia en su vigésima segunda edición lo define como:

    1. adj. Que no tiene órdenes clericales. U. t. c. s.

    2. adj. Independiente de cualquier organización o confesión religiosa. Estado laico. Enseñanza laica.

    En primer lugar debemos afirmar que efectivamente, parece ser que tenemos un Estado laico de hecho; a pesar que en nuestra Constitución se “sostiene el Culto Católico Apostólico Romano”.

    Ahora bien, ¿es el Laicismo realmente bueno? no lo creo.

    Voy hacia el porqué de mi afirmación;

    Las Religiones, históricamente han servido como sustento de instituciones básicas para las comunidades, como es el caso de la familia, y en un ejemplo muy actual, el matrimonio.

    Parece ser, desde la llamada laicización sobre todo en países Latinos y europeos están llevando a profundas crisis Sociales. Vemos en Europa por ejemplo, una futura generación sin descendencia o con muy poca, con familias fragmentadas, o individuos solitarios, lo que llevara en el futuro (si es que esto ya no sucede) no solo a crisis de carácter social, sino también Económica (Profundo Déficit en el Sistema Previsional).

    Sin embargo tomemos otro ejemplo. En países con cierta proyección a futuro, podemos ver que no se ha generado una laicización en términos REALES. Por ejemplo en EE.UU. el 80% de la población acude a actividades en sus comunidades Religiosas. Estas ayudan o inducen a que se mantengan las estructuras tradicionales como la familia y la comunidad, lo que facilita el desarrollo en los campos económico, social, cultural, etc. Pero lo más importante es que las personas parecerían vivir más felices.

    Con respecto a la magistrada, cabria recordarle, que Dios es fuente de toda justicia; y muestra de esto es el hecho de que al brindar testimonio una persona debe jurar con su mano derecha sobre las Sagradas Escrituras.

    Resumiendo:

    El laicismo NO es mejor. Tenemos una postura anticlerical, en el pensamiento del siglo XIX, de cuando surge esta corriente. Sin embargo hoy ya somos “hijos” de ese laicismo, y vemos que si tiene algo de “mejor” todavía no nos lo ha demostrado.

    El Estado laico NO ES MEJOR. La religión ayuda a conservar unidades institucionales básicas como la familia y la comunidad y nos da a conocer valores, que pareciere que hoy por hoy, la tan aplaudida educación laica no provee.

    Alejandro Insfran

    1ª RR.II.



    Muchas Gracias



    Saluda Atte.



    Alejandro Insfran

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  15. Publico el comentario de Lucas Brignone Costaguta
    R.R.I.I 1ºA




    "En relacion al matrimonio pseudohomosexual, en mi opinion, el matrimonio es una institucion entre un hombre y una mujer, pero al vivir en un pais "libre", las personas homosexuales estan en pleno derecho a casarse, esté de acuerdo o no.
    Asi mismo, uno es libre de expresarse, por lo tanto en mi parecer, uno es libre si quiere exponer un crucifijo o un simbolo que represente su religion (sea cual sea). Lo que no me parece correcto es juzgar a una persona por su religion o basandose en una religion.
    Uno es libre de hacer/decir/pensar lo que quiera, siempre y cunado no perjudique ni lastime a otros individuos.

    Lucas Brignone Costaguta

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  16. Camila comentó lo siguiente:
    Relación entre sociedad y religión

    Argumento personal

    En mi opinión, la religión no solo puede sino que además debe tener presencia en el espacio público, ya que esta contribuye al mejoramiento de la sociedad, asegura la dignidad y derechos de la persona y permite conservar ciertos valores que en una sociedad como la de hoy se encuentran olvidados y en algunos casos ya perdidos. Por esta misma razón opino que la enseñanza de la religión tiene gran importancia tanto en lo académico como en otros planos de la sociedad.

    Por otro lado, teniendo en cuenta la democracia en la que vivimos, sostengo también que cada uno es libre de profesar su credo, como lo señala el artículo 14 de la Constitución Nacional. De todas formas, eso no significa que se deban eliminar los crucifijos o símbolos religiosos de los edificios públicos, como lo expresó la Jueza Carmen Argibay, ya que si bien existe la libertad de culto, el artículo 2 de la Constitución declara que el Gobierno Federal sostiene el culto Católico Apostólico romano.

    Actualmente, en una Argentina en gran parte secularizada se pretende borrar de la vida pública cualquier actividad o símbolo religioso como si fuera una cosa obscena que se ha de encerrar en la vida privada. Además no se tiene en cuenta que hay derechos y deberes anteriores y superiores al Estado sostenidos por la religión.

    Por los motivos que expresé anteriormente creo errónea esta pretensión pero sostengo que de todas formas cada uno es libre de pensar a su manera, y con respecto a lo expresado por la Jueza Argibay opino que tiene todo su derecho a sacar el crucifijo de su despacho si no comparte el culto católico, pero sin que eso signifique eliminar definitivamente todos los símbolos religiosos de todo ámbito estatal.



    Camila Gill Peris

    1° A Relaciones Internacionales

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  17. Agustina Sforza opinó lo que sigue:

    Con respecto a los dichos de la Dra. Carmen Argibay, considero que se han empleado una serie de términos ambiguos. Para fundamentar su postura, la jueza de la Corte Suprema aludió al hecho de que ella es funcionaria de un Estado laico, lo que inevitablemente nos remite al art. 2 de la CN , que indica que “el Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano”. Ahora bien, ¿qué se entiende por sostener un culto?

    Independientemente de las interpretaciones a que puede llevar la palabra “sostener”, creo que hay que distinguir una cuestión. Quienes integran la justicia siempre actuarán de acuerdo a sus convicciones, independientemente de la presencia de un crucifijo en las salas de audiencias. Sin embargo, no creo que sea una medida errónea optar por la ausencia de éstos, teniendo en cuenta que se trata de tribunales a los que concurren creyentes de diversas religiones. Me parece que de esta manera se evitarían incomodidades de quien no comulgue con el Catolicismo. Además, el Preámbulo de nuestra CN invoca la protección de un Dios de carácter universal, único y propio a todas las religiones.

    Como católica, esto puede resultarme un tanto contradictorio, pero considero que deberíamos permitir a quienes profesan otra Fe ser juzgados con absoluta prescindencia de cualquier credo.

    Agustina Sforza

    RR.II 1°A.-

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  18. Copio y pego la opinión de Matías Almang (en dos partes):

    "No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo"
    Frase erróneamente atribuida a Voltaire
    Independientemente de la posición ideológica en la uno se coloque para analizar el tema de la relación entre la religión y la sociedad, una cosa es cierta: el punto de partida, es la libertad. Libertad entendida como libertas a coactione, si tomamos de la definición de Roger Vernaux en “Filosofía del Hombre”, es decir, como ausencia de impedimentos o ataduras a la hora de actuar. Esta idea está claramente defendida en cualquier tipo de Constitución de tipo racional-normativa, propia del pensamiento liberal, como es la nuestra. Lo que interesa en este punto es que la libertad como la entendemos supone que los individuos puedan expresar su opinión libremente a riesgo, en ultima instancia, de ser sometida a critica por los demás miembros de la sociedad. Cada uno, y por “uno” incluyo a todos los actores que integran la vida social de una comunidad, es libre dentro de su ámbito de competencia, de expedirse sobre los temas que considere pertinentes o que afecten un derecho propio que se viese amenazado ante el avance o las pretensiones de otros actores. Constituye esto, por otra parte, una parte fundamental e integral de la vida democrática de una sociedad.

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  19. 2a parte del comentario de Matías Almang
    La sociedad a pasado en los últimos años por un marcado proceso de secularización, acentuándose, no casualmente, el rechazo hacia el catolicismo al que se tilda de retrogrado, o propio de la llamada “Edad Oscura”. De esta manera, se busca constantemente aislar o disminuir la opinión de cualquier grupo religioso, fundándose en la ya tradicional distinción que John Locke hace en su Carta sobre la Tolerancia entre la esfera publica y la esfera privada – evadiendo, sin embargo, mencionar que el citado autor también sostiene que el ateísmo, es un mal que no debe ser tolerado por el Estado. Sin profundizar en este tema, pero rescatando que el 92 % de la población argentina es católica (Fuente: CIA The World Factbook), me animo a decir que el conflicto descripto no carece de una clara intencionalidad ideológica, pero por supuesto esto no es nada nuevo.
    ¿Qué lugar ocupa la religión en la sociedad? ¿Qué lugar ocupa en la Argentina? ¿Es admisible a la opinión de un actor cuando esta se fundamenta en sus convicciones religiosas? No me propongo responder a todas las preguntas, pero estoy convencido que la religión ocupa un lugar importante en la vida de los hombres. La espiritualidad y el sentido de lo trascendente, independientemente de la respuesta que a ello se le de, es algo integral de la naturaleza del hombre, y como tal, cobra importancia al justificar las acciones de los hombres. Es decir, todos se preguntan en alguna ocasión sobre qué es lo que hay después de la muerte, y es esa respuesta, lo que en gran medida condiciona el accionar de los hombres en la sociedad. La muerte se presenta al hombre como un absoluto y su respuesta como una cabal convicción de su modo de acción. La religión es un conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad (Fuente: Diccionario de la Real Academia Española). Y como tal, busca en parte dar respuesta a esta incógnita. De manera tal, que me permito decir que la religión ocupa un lugar importante en la vida de la sociedad. Esto responde a su vez, en cierta medida a la tercera pregunta. En tanto y en cuanto la religión importa a la vida social, es admisible la opinión de sus creyentes. Afirmar lo contrario seria negar su importancia. Cabe entonces ahora señalar el lugar que ocupa la religión en la Argentina. Carlos Maria Bidegain sostiene en su “Curso de Derecho Constitucional” que “Para el Estado argentino, históricamente, la postura ante lo religioso, ha asumido el carácter de una decisión política fundamental; ello se ve con gran claridad en la redacción de la Constitución de 1853/60” y que por otra parte “los preceptos constitucionales subsistentes respecto del catolicismo, unidas a nuestra costumbre constitucional nos llevan a sostener la existencia de una vinculación entre la Iglesia Católica y el Estado argentino que la distingue preferentemente de la situación de otros cultos.” Esta decisión política fundamental a la que se alude llevó a la redacción del Articulo 2 de la Constitución Nacional, al que se le agregan artículos derogados por la reforma constitucional del año 1994, pero que le daban al culto apostólico romano un lugar fundamental en la estructura estatal (menciono a modo de ejemplo el artículo 76 que exigía como requisito de idoneidad la catolicidad del presidente de la república). No se puede olvidar por otra parte y para concluir con el argumento, el lugar histórico de la Iglesia Católica, al heredar la Argentina de España el régimen del Patronato, vigente hasta el Concordato del año 1966, entre otras consideraciones de carácter histórico que por cuestiones de espacio obviaré mencionar.

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  20. 3a y última parte del comentario de Matías Almang:

    Todo esto, me lleva a defender la idea de que más allá del argumento de un Estado laico, la presencia y la importancia de la religión es innegable, y que sobre la base de la libertad de expresión y los principios del régimen democrático, sería una grave muestra de intolerancia y un agravio hacia las instituciones democráticas, valga la redundancia, el condicionar su participación en la vida pública. Como actor esencial de la vida socio-política del país, su opinión no sólo importa sino que también es necesaria para un mejor desenvolvimiento de las instituciones.

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  21. Angeles Nougés comenta:

    Estoy segura de que es conveniente que la Iglesia católica opine o se exprese en el campo público y más que nada, que lo haga a la hora de debatir las leyes en el Congreso de la Nación, tales como la ley del pseudo matrimonio homosexual, la legalización del aborto, la penalización de la marihuana, entre otros.
    Antes que nada, creo que es justo que sea escuchada por diputados y senadores, sin que por ello se la tilde de “retrógrada” o “anticuada” para los tiempos en que vivimos; que es uno de los tantas posturas que asumen quienes quieren atacarla.

    La comunidad católica, al ser un gran porcentaje de la población argentina (y no sólo por esto), merece ser escuchada.
    Muchas veces sucede que al expresarnos los católicos, son minimizadas, ridiculizadas o descartadas nuestras opiniones, sin antes haber sido analizas con detenimiento. Y me refiero a los temas que no nos conciernen sólo por ser religiosos, sino por ser humanos. Un ejemplo claro, el aborto.
    Cabe aclarar que nuestros argumentos con respecto a este último ejemplo muchas veces coinciden con aquellos que proponen personas no religiosas; esto se debe a que sostenemos nuestras convicciones racionalmente, y no necesariamente desde la religión.

    Por otro lado, creo que la Iglesia siempre se ha manifestado a favor de la dignidad humana, de acá su rotunda oposición a toda postura o ley que pretenda hacer lo contrario. No veo la necesidad de invalidar sus argumentos o postura con respecto a ciertos temas que conciernen a la dignidad humana. (Me refiero a la hora de votar las leyes en el Congreso de la Nación).

    Y me gustaría aclarar; Todavía no entiendo porque molesta tanto a algunos ver un crucifijo o la imagen de una virgen en un ámbito estatal; creo al colocarlas no se trata de ofender a quienes no comparten la misma religión; simplemente vivimos en un país de tradición católica, además ratificada por la Constitución Nacional. Y si estoy tan seguro de mis creencias, menos podría ofenderme.
    Ahora, si observo que lo que se quiere hacer es discriminarme por mis creencias, creo que si se justificaría mi reacción.

    Con respecto a los dichos de la Sra.Carmen Argibay: "Yo nunca tuve un crucifijo en mi despacho porque soy una funcionaria de un Estado laico"
    Si es una mujer atea, creo que hubiera sido conveniente decir: “Yo nunca tuve un crucifijo en mi despacho porque no adhiero al cristianismo”.
    Así como ella tiene la libertad de elegir no colocar un crucifijo en su despacho, los demás tienen la libertad de hacerlo si lo desean.

    Por último, en cuanto a la enseñanza religiosa es las escuelas. En mi opinión, y más allá de que vivamos en un país donde existe la libertad de culto, creo que es bueno que las escuelas la enseñen.
    Por que lo que rescato no es sólo la enseñanza de la fe, sino la formación que se les da a niños y jóvenes en las virtudes cristianas.; ya que en muchos casos éstos no tienen la posibilidad de recibirla en sus familias. Después a cada uno le tocará decidir si adhiere a ella o escoge otra religión.

    Ángeles Nougués
    Comisión 1A

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  22. Esto es lo que mandó viqi nani (aparece así firmado)

    En mi opinión, la Sra. Argibay como jueza de la corte suprema, defensora fundamental de la Constitución Argentina, debería releer el artículo 2 “El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano.” y el 14, “… de profesar libremente su culto…”. Por lo tanto, no es un estado laico como plantea. Ella se declaró atea y está bien pero eso no da lugar a que todos debemos serlo. "Tener un símbolo religioso condiciona", no condiciona porque cada uno profesa su religión y actuara a fin a ella.

    En esta sociedad que esta tan falta de valores, sería bueno volver a ellos. En la actualidad, cada uno vive en su realidad y no tiene en cuenta al otro, muchas veces. La solidaridad es algo que se perdió, no se encuentra fácilmente. Vemos como los chicos están siendo corrompidos por el alcohol, las drogas y a esto que respondemos, “la mala junta, problema de la flia., es un vago, etc.”, no será acaso por nuestra culpa por no brindarles atención, no escucharlos, de no preocuparnos por el otro. Creo que no hay que sacar a la religión, ella es el alimento espiritual de las personas.
    De muchos recuerdos y enseñanzas que tengo de mi abuela, uno que me quedo, es cuando a los 6 años, sentadas en el patio de su casa, me enseño el Padre Nuestro y lo entusiasmada que estaba por saberlo y lo que me costaba aprenderlo. Algo que también se perdió.

    Otra cosa que se observa es que la persona que vive su fe, que concurre a misa y la expresa abiertamente es ridiculizado por los demás, claro ejemplo es Flanders (los Simpson) donde Homero que burla porque de él por ir a la iglesia, por criar a sus hijos en ella.
    Se ve como algo pasado de moda, vergonzoso, sin embargo, los grandes pueblos como Atenas eran muy creyentes. ¿Sera esto lo que no nos permite crecer como sociedad?

    En esta sociedad, la opinión de la iglesia y los católicos no es válida porque están “influenciados” por la religión, pero además de católicos somos ciudadanos y nos importa intervenir en los asuntos de la actualidad y dar nuestra mirada, correcta o no, pero nuestra al fin. También hay una intención por parte del gobierno de confrontar con la Iglesia Católica.

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  23. Ahora, la opinión de Luciana García:
    Luciana García, RRII.

    "En primer lugar considero que, el no permitir oponerse con argumentos racionales coincidentes con una visión religiosa en una cuestión debatida, es una posición que no sólo es contraria a nuestra Constitución Nacional (art. 14) sino que además es contraria a la Declaración Universal de los Derechos Humanos en la que se establece: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.



    El no permitir la expresión de culto de esta manera nos convertiría en un pueblo ajeno a su esencia de libertad e igualdad ante la ley y principalmente cuando se trata de callar la opinión de una Iglesia la cual que tiene en nuestro suelo mas historia que la de nuestra Nación.



    Por otro lado en cuanto a la opinión de la Sra. Jueza Carmen Argibay, me remito a la opinión del prestigioso constitucionalista argentino Bidart Campos, quien expresaba que: "la fórmula de la secularidad en que se enrola la Constitución Argentina está dada por la libertad de cultos sin igualdad de cultos, en cuanto hay un culto y una iglesia que tienen preeminencia sobre las demás confesiones y obtienen un reconocimiento preferente. Se trata del culto católico y de la Iglesia respectiva".



    De esta manera, el hecho de que la Constitución Nacional reconozca la libertad de culto no implica necesariamente que no pueda haber una preeminencia religiosa sin perjudicar a las demás religiones existentes entre los habitantes.



    Bidart Campos afirma además que el verbo ‘sostener’ expresado en el articulo 2 de nuestra Constitución no debe ser interpretado meramente como un sostenimiento económico sino ampliamente como unión moral del estado y la Iglesia y con el reconocimiento de ésta como persona jurídica de derecho público.



    Coincidiendo con el orden de ideas expresado por el autor y teniendo en cuenta que en nuestro país el 80% de los habitantes eligen bautizarse como católico, considero que no es perjudicial sino, por el contrario, es necesario el hecho de que existan imágenes religiosas del culto de reconocimiento preferente argentino no solo en los despachos judiciales sino también en el Palacio de Tribunales como se encontraba la imagen de la Virgen del Rosario de San Nicolás en su entrada antes de ser removida por una jueza federal de primera instancia en el año 2004.

    Luciana Garcia
    Relaciones Internacionales, primero a."

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  24. Personalmente considero que todos los seres humanos, de cualquier religión, etnia e ideología tienen iguales derechos a expresar libremente sus ideas, siempre y cuando lo hagan de la forma adecuada y refiriéndose al resto de las personas respetuosamente. Me parece de mala educación y de una bajeza humana enorme descalificar a otra persona para hacer valer una opinión propia (ya sea a favor o en contra de cualquier situación planteada) y, en esa circunstancia el argumento de aquella persona deja de ser válido para mí (esto último es a nivel personal y no por eso me encuentro en una situación superior a la otra persona, sino que dudo de ella).

    En mi opinión, en una cuestión debatida, en ningún momento oponerse o adherir a la misma con argumentos racionales es hacer profesión de intolerancia, ya sea que la postura asumida coincida o no con una visión religiosa, étnica (cultural) o ideológica. Por lo tanto, no se debería “invalidar una postura determinada porque se la identifica con una postura religiosa” (como preguntó el Sr. Gigena), ni tampoco prohibir o siquiera criticar el hecho de que los eclesiásticos (como cualquier otro ciudadano argentino –rabino, cardenal o pastor evangelista-) opinen sobre temas que debaten los cuerpos legislativos.

    “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender.” (Art. 14º de la Constitución Nacional Argentina).

    “La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas.” (Art. 16º de la Constitución Nacional Argentina).

    Paloma Mejia
    RRII

    SIGO EN EL PROXIMO

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  25. Con respecto a si puede tener presencia la religión (con esto me refiero a cualquiera de ellas y en cualquier país del mundo) en el espacio público, por ejemplo en la enseñanza o con símbolos religiosos en ámbitos estatales, yo creo que sí: la posibilidad debería existir y jamás ser eliminada, pero para que sea llevada a cabo se debe considerar a la sociedad en la que se realizará y su inclinación religiosa y cultural.

    “Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino: invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución, para la Nación Argentina.” (Preámbulo de la Constitución Nacional Argentina).

    “El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano.” (Art. 2º de la Constitución Nacional Argentina).

    Por lo tanto, en cuanto a la afirmación de la Sra. Carmen Argibay: "Yo nunca tuve un crucifijo en mi despacho porque soy una funcionaria de un Estado laico", opino que como ciudadana argentina tiene derecho a no tener un crucifijo en su despacho y que el resto de los argentinos tiene derecho a tener o no símbolos de cualquier religión (debido a la libertad de culto) y no por eso ser discriminados o perder credibilidad. Con respecto a las salas de audiencia, coincido con Fiama A. Garde en que cuando la Sra. Argibay pide que “saquen todos los crucifijos de las salas de audiencia”, aquellos que deben darle una respuesta deberían considerar lo antedicho, así como también el Preámbulo y el Artículo 2° de la Constitución Nacional Argentina.

    Paloma Mejia
    RRII

    SIGO EN EL PROXIMO

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  26. Por último, quisiera comentar algo sobre lo dicho por Juan Ignacio Larraburu: “En mi opinión, considero que en el debate por la legitimación del matrimonio homosexual se dejó de lado un pilar fundamental de la democracia, el principio de la mayoría, el cual se establece en toda sociedad compleja para satisfacer el bienestar de la mayor cantidad de ciudadanos, según sean sus valores e intereses” y también sobre lo siguiente dicho por él y compartido por Martina Quaglia: “Creo que durante la formulación de esta nueva ley el poder Legislativo decidió seguir ideales políticos partidarios, favoreciendo una minoría frente a la oposición de una amplia mayoría y omitiendo así una de las bases democráticas”.
    Más allá de mi valorización personal sobre el debate legal específico, creo que los ciudadanos argentinos debemos aceptar que nuestra representación en cualquier debate en el Congreso es aquella que la mayoría eligió a través del voto y por lo tanto existen dos opciones:

    1.Si se considera que la opinión de la mayor parte de la sociedad no está representada (por lo tanto los legisladores se estarían guiando por “ideales políticos partidarios” o intereses personales), se debe intentar cambiar la sociedad para que ésta logre votar más responsablemente.

    2.Si se considera que una opinión importante no está representada se debe aceptar que quizás es importante, pero simplemente minoritaria.

    “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de éste, comete delito de sedición.” (Art. 22º de la Constitución Nacional Argentina).

    “El Congreso promoverá la reforma de la actual legislación en todos sus ramos, y el establecimiento del juicio por jurados.” (Art. 24º de la Constitución Nacional Argentina).

    Los artículos de la Constitución Nacional Argentina fueron extraídos de las siguientes fuentes:
    http://www.senado.gov.ar/web/interes/constitucion/capitulo1.php
    http://www.senado.gov.ar/web/interes/constitucion/capitulo2.php

    El Preámbulo de la Constitución Nacional Argentina fue extraído de la siguiente fuente:
    http://www.senado.gov.ar/web/interes/constitucion/preambulo.php


    Paloma L.J Mejía.
    Relaciones Internacionales.
    Comisión 1A

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  27. Primeramente comenzare mi observación, aclarando que la funcionaria Carmen Argibay debería tener noción de los artículos de su propia constitución. El Artículo N°2 cita “El gobierno Federal sostiene el culto Apostólico romano”. El verbo sostener en este caso, no solo hace referencia a que esta religión se encuentra en una situación de preferencia frente a otras religiones, sino también sostener significa que el Gobierno Federal debe contribuir a financiar los gastos económicos de la Iglesia Católica.
    Asimismo, este articulo no afecta en nada ni se contradice con el Artículo N°14 “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio […] de profesar libremente su culto, de enseñar y aprender.”
    Dados estos argumentos, se determina que Argentina no es un Estado Laico. Un Estado Laico es aquel que es independiente de cualquier organización o confesión religiosa y en el cual las autoridades políticas no se adhieren públicamente a ninguna religión.

    Con respecto al tema de si los eclesiásticos pueden opinar sobre temas que debaten los cuerpos legislativos, mi opinión es similar a la de mis compañeros.
    Los eclesiásticos no solo pueden (sino que deben) opinar sobre los temas legislativos, ya que representan los intereses y puntos de vista de la mayor parte de la sociedad argentina. Sus ideas tienen que ser escuchadas y tenidas en cuenta, no desvalorizadas como sucede comúnmente hoy en día.

    Anna Sofia Nazaryk
    1°A Relaciones Internacionales

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  28. El mundo que hoy habitamos se caracteriza cada vez más por una progresiva atomización de la población. Autores como el canadiense Charles Taylor reconocen que ante esta nueva organización que la sociedad está adoptando se debe diseñar un nuevo paradigma que concilie los intereses de las decrecientes mayorías con las de las crecientes minorías. La cuestión radica en encontrar una confluencia general de pautas y criterios comunes a todos los grupos que se pueda cristalizar en instituciones que puedan regular de forma positiva y eficaz a todos ellos.
    En mi humilde y resumida forma de interpretar los hechos en argentina, considero que el Estado argentino y su población se caracterizan por una fuerte impronta religiosa católica, derivación directa de nuestra herencia institucional española y tradiciones populares transmitidas con las inmigraciones (española e italiana, principalmente). La influencia religiosa se nota clara y explícitamente en cada hecho concerniente a la conformación de nuestro Estado (artículos constitucionales, declaraciones juradas ante los evangelios en asambleas, culto preferencial del presidente, etc.). Es por eso que nuestra organización jurídica tiene una impronta moral basada en preceptos de conducta fundados en lo que fue la progresión de la moral cristiana a través de la cristiandad y la modernidad. Este derecho es el que formó a la mayor parte de nuestra población éticamente, junto a una educación religiosa en la familia, sean o no católicas. La libertad de culto jamás fue un impedimento en la realización personal de los individuos, y la educación gratuita, obligatoria y laica garantiza preservar el culto y las tradiciones familiares, y al mismo tiempo formar ciudadanos de un Estado que tolera la pluralidad.

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  29. Lo que se puede observar de los últimos 30 años, es una preocupante secularización dentro de la población que se traduce en pérdida de valores que ya trascienden lo religioso y pasan a ser parte de una moral cultural común. La fragmentación social en grupos minoritarios hace perder una unidad ideológica, y en lo que nos concierne, espiritual. Hay un constante desprestigio hacia lo católico, cuya principal causa creo que son mitificaciones populares masivas que actúan allí donde la fe no ha sido fortalecida. Florecen el ateísmo y agnosticismo entre la población. Gilbert Chesterton lo dijo, “cuando se deja de creer en Dios, enseguida se cree en cualquier cosa”. El caso de la Dra. Argibay, considero se trata de una malinterpretación y confusión de funciones públicas con vida privada. Cuando su persona se presta a la realización de su tarea profesional debe tener en cuenta va a impartir justicia en nombre del Estado nacional y a través de las formas y normas establecidas, no desde su persona y menos a partir de su exclusivo criterio.
    Para concluir, es importante que no se siga perdiendo el foco legal antes mencionado, que tantos reveses sufrió en estos últimos meses con la sanción del pseudomatrimonio homosexual y los primeros debates sobre el aborto. Creo que el desarrollo de las virtudes cristianas en la sociedad es clave para solucionar muchos de los tantos problemas que sufre hoy nuestro país.

    “Se puede aplastar una nación religiosa, pero no dividirla”.
    Napoleón I (1769-1821) Napoleón Bonaparte. Emperador francés.

    James Thomas Whamond. 1*A – Ciencias Políticas.

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  30. Mi opinión coincide perfectamente con este artículo que me recomendaron leer:

    La Iglesia no viola la laicidad del Estado cuando se opone a las uniones del mismo sexo, aclaran los obispos de México; más bien, ofrece su propia contribución a un Estado laico y democrático.
    La aclaración ha sido formulada este martes en una rueda de prensa y un comunicado oficial emitidos por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), cuyo presidente es monseñor Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlanepantla.
    Hace un mes, en el Distrito Federal se aprobó el llamado "matrimonio" entre homosexuales y la adopción de menores por parte de personas del mismo sexo, medida que los representantes de la Iglesia católica calificaron de contraria a la moral y los derechos de los niños.
    Promotores de esa medida han acusado a la Iglesia católica de inmiscuirse en la vida de las instituciones políticas y de violar la laicidad del Estado.
    En este contexto, advierte el comunicado publicado por la Conferencia Episcopal, "el Magisterio de la Iglesia tiene la intención de ofrecer su propia contribución a la formación de la conciencia, no sólo de los creyentes, sino de aquellos que buscan la verdad y quieren escuchar argumentos que vienen de la fe y de la misma razón".
    "La fe -subraya el comunicado de los obispos mexicanos- no es un obstáculo para la libertad y la ciencia ni un conjunto de prejuicios que vician la comprensión objetiva de la realidad. Ante la actitud, que tiende a sustituir la verdad por consensos frágiles y fáciles de manipular, la fe cristiana aporta una contribución en la verdad ético-filosófica y propone perspectivas morales dentro de la cual la razón humana puede investigar y encontrar soluciones viables".
    Los obispos mexicanos están convencidos "de que existe en cada ser humano una ley moral natural, y ésta, también da la bienvenida a quienes no se identifican con la fe y el pensamiento cristiano. Por eso la Iglesia no impone sus leyes morales", según se lee en la parte central del comunicado de prensa.
    En la rueda de prensa sostenida posteriormente a la lectura del comunicado, monseñor Aguiar Retes, quien estuvo acompañado por los arzobispos de Morelia, monseñor Alberto Suárez Inda, y de León, monseñor José Guadalupe Martín Rábago, señaló que "la Iglesia católica no viola el Estado laico ni pretende hacerlo, tampoco sataniza la homosexualidad ni es homofóbica. La Iglesia quiere un Estado laico que sea el artífice de garantizar las condiciones de libertad para todos, independientemente las características de cada persona".
    "No se trata de que el Estado laico se contraponga a las condiciones religiosas ni a las instituciones como son las iglesias, sino el verdadero Estado laico es aquel que favorece la relación de todos los sectores aún los constituidos por motivos de una fe donde se solidarice y fraternice para bien de una sociedad", indicó monseñor Aguiar Retes.
    "La Iglesia -dijo el presidente de la CEM- no viola el Estado laico sino que está por un Estado democrático, que tenga una solidez y una laicidad como lo ha expresado Benedicto XVI".
    Por su parte, el arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago defendió el derecho de la Iglesia de expresarse y sobre sus propias convicciones y en tal sentido destacó que por parte de la Iglesia no hay una posición de satanización sobre los homosexuales u homofobia.
    "La posición de la Iglesia en el catecismo sobre los homosexuales señala que éstos tienen los derechos que son propios de toda persona humana y no están excluidos de la Iglesia o excomulgados", enfatizó monseñor Martín Rábago.

    No creo que haya nada más que agregar, coincido plenamente con lo expuesto en el artículo que se encuentra en:http://www.iuscanonicum.org

    Carlos Mariano Díaz
    Ciencias Políticas, 1ºA

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  31. Aquí el comentario de Santos Saguier
    Ante todo, creo que el debate tiene un enfoque erróneo: En primer lugar pienso que no debe confundirse el término religión con catolicismo (religiones son todas). En segundo lugar, el debate se centra en el tema de la relación entre religión y sociedad, Iglesia y Estado. Se oponen estos términos como si fuesen excluyentes o distintos. Nuestra sociedad esta compuesta por personas religiosas y no religiosas y nuestro Estado esta compuesto por miembros de la Iglesia y miembros que no pertenecen a ella. Todos ellos comparten como mínimo una cualidad: son habitantes de la República Argentina y por ello según el Art. 14 de nuestra Constitución: “ Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender.” Cada uno desde la religión que profese tiene derecho a expresarse, manifestarse, votar acorde a sus creencias, etc. Siempre tolerando las demás opiniones con el respeto que se merecen. Con respecto a la pregunta que el profesor plantea: ¿Un católico esta inhibido de exponer su opinión en el espacio público? Por supuesto que no lo está, de la misma manera que un judío, musulmán, abortista, comunista, ateo, budista tienen derecho de hacerlo. Hay que recordar que tolerar no es aceptar sino simplemente aprender a convivir justamente con aquello con lo que uno no acepta. La idea de que alguien este a favor del aborto a mi particularmente me parece extremadamente repudiable pero no soy quien para censurar su pensamiento (si su acción ya que es un delito).La diversidad de pensamientos y la tolerancia de los mismos es lo que caracteriza a una democracia.

    De la misma manera, el hecho que una jueza no quiera tener crucifijos en las salas de audiencia no me parece un hecho que se preste a controversia. Yo tengo amigos y personas conocidas que practican otros cultos y les pregunte respecto al tema. Por una parte algunos expresaron indiferencia; por otra parte, otros se sintieron incómodos. No me parece justo que dos ciudadanos argentinos tengan sensaciones distintas al entrar a una sala de audiencia de nuestra justicia por el hecho de ver un símbolo religioso que a uno representa y a otro no. En una experiencia personal que tuve con un sacerdote, me dijo: “Que un hombre este dentro de una Iglesia no lo hace cristiano, de la misma manera que un hombre que esta dentro de un estacionamiento no es un auto.” Cuando me dijo eso pude entender que ser cristiano no se trata de tener un crucifijo en el despacho o un rosario en el cuello sino vivir acorde a los valores e ideas que Jesús transmitió. El crucifijo no me hace más solidario, bondadoso o mejor persona. Yo creo que uno de los problemas que tenemos es que hay mucha gente que dice ser cristiano (con crucifijo en su despacho, rosario en su cuello, y hasta yendo a misa los domingos) pero que en la practica lo demuestran poco y nada. Que bien que nos haría como sociedad y país que nos llenemos de intromisiones de verdaderos cristianos.

    Por último, a mi entender el debate no se concentra en cuestiones de fondo de las necesidades y problemas de nuestro país. Creo yo que seria mucho más productivo y beneficioso lograr un debate sobre cuestiones más profundas y que reflejen en mejor medida las problemáticas de nuestra sociedad.



    Santos Benjamin Saguier Cs Politicas 1A

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  32. Cathy Alvarez opinó así:

    Respecto a la ley del pseudomatrimonio gay, considero que uno de los pilares fundamentales de las sociedades modernas por lo que se ha luchado tanto a lo largo de la historia es la libre expresión, con lo cual NADIE esta exento de manifestar su opinión. Así como no lo esta el homosexual, no lo esta el católico, y no por ser católica una persona merece un prejuicio por parte de quien no lo es. El cristiano tiene derecho a defender sus ideales y sus valores y a manifestar de forma implícita como su vida y su entorno se ve amenazado por ambiciones de cambios sociales y legales de un grupo minoritario que en el fervor de su llamada “igualdad social” pone en peligro el equilibrio y el sano desarrollo social.

    Así como esta minoría no debe ser callada, Por valores democráticos, tampoco en la toma de decisiones puede hacerse de esta cuestión una mera situación política de costo/beneficio sin analizar los estragos que produciría una decisión errada en la materia.

    Con lo cual defiendo que pueda el cristiano exponer con claridad su opinión sobre como ve amenazada su vida por el cambio legal exigido por este grupo minoritario. No considero ni justa ni necesaria ni correcta la actual postura de parte de la sociedad en simplificar y estereotipar de “ultraconservador” a los grupos que defienden sus ideales, por esta sociedad ya no tener ninguno de estos valores y vivir en el “hoy” como creen ser la mejor forma de vivir el caos del mundo actual. Gran parte de la sociedad lamentablemente vive en un fervor de locura, inconsecuencia, falta de moral, de respeto y de valores que tanto los medios de comunicación como la rutina actual le exige, olvidando lo feliz que uno puede ser viviendo de la mano de la fé, y como buenos rebeldes justifican este estilo de vida suya criticando y blasfemando a quienes viven en paz interior y de la mano de Dios.



    La jueza Argibay se equivoca al exigir que “saquen todos los crucifijos de las salas de audiencias” pues esta como buena persona atea que se declara no entiende que quien tiene la suerte de vivir de la mano de la fé, lo hace en todos sus ámbitos, pues es una guía para su vida tanto personal como profesional, y que le da sentido a su vida, y lo guía a actuar correctamente. Esta jueza no entiende como de esta manera podría perjudicar a quien como empleado público creyente, se siente guiado día a día en su labor gracias a un crucifijo que lo acompaña, y es ella quien de esta manera restringe la libre opción de religión de las personas, pues quien al llegar a la sala de audiencia no se sienta identificado, puede optar por no mirar al crucifijo, y en el caso de que se sienta incómodo, debería reflexionar en silencio porque un crucifico lo incomoda.



    A modo de conclusión, solo con dos disparadores puede notarse como la sociedad actual tiende a rechazar la opinión y los valores de los católicos, y no les da el espacio que merecen para defender su postura en muchas situaciones y materias sociales, cuando ese mismo espacio es dado a quienes lo merecerían en menor grado (aunque nunca por completo) por el daño que le ocasionan a la sociedad. Con esto me refiero a que muchas veces se le da voz a personas que realmente no colaboran al desarrollo de la sociedad y un niño en formación debe oírlos y es confundido, y si un católico aparece en los medios defendiendo sus valores, es criticado por ultraconservador, pero todo esto es consecuencia de la sociedad actual, manipulada por elementos políticos, económicos, donde en medio de este caos, las personas lamentablemente se alejan de la fe, y solo intentan mostrar una falsa “racionalidad” de la realidad.

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  33. Va otro comentario (Nicole Hearne):

    Respecto a los temas planteados, voy a ser clara y breve para expresar mi opinion.

    En primer lugar yo opino que la religion es algo muy personal, que se puede tomar de distintos puntos de vista pero siempre se tiene que ver bajo la luz de la razon, y con fe para poder entender las cosas que no entendemos a traves de nuestro intelecto pero que la luz de la fe ilumina y nos hacen entender los dogmas para poner un ejemplo comun.

    Como primer tema voy a comentar acerca del matrimonio homosexual el cual se ha aprovado en la Argentina en los meses anteriores. En primer lugar el matrimonio homosexual, desde cualquier punto de vista tiene que ser natural y siguiendo las tradiciones de nuestra evolucionada sociedad. Y en la religion Cristiana apostolica romana esta dicho que el matrimonio es una institucion sagrada y tiene que ser conformado por un hombre y una mujer como lo dice el Antiguo Testamento.

    Pero ya que nuestro estado es Laico, el que quiere decir que no tiene que estar sujeto a ordenes clericales, el estado a traves de un parlamento, contando votos se devate en argumento y el que mas votacion tiene triunfa.

    Entonces se gano el apruebo del matrimonio homosexual.

    Con respecto a lo dicho de la postura antireligiosa de la Dra. Carmen Aygibar, se respeta se decision de no tener el cruzifijo en su oficina. La doctora para defender su postura dijo que ella es funcionario de un Estado LAICO pero el aritculo 12 de la Constitucion Argentina dice que el Estado debe sostener un culto catolico apostolico romano, esto se contradice con la postura de la funcionaria, pero en mi opinion, se deberian de reinterpretar las leyes y decir que se entiendo por estado Laico y sobre que trata el sustento del estado catolico aspotolico romano. Se tiene que educar a la problacion para que puedan entender las influencias religiosas respecto al estado.

    Por otro lado, el argumento del tener los “cruzifijos” en las oficinas, esto si se puede solucionar sacando los crucifijos para que no se causen disputas y respetando las diferentes religiones ya que en esas oficinas circula mucha gente de diferentes cultos.

    En mi opinion, como catolica apostolica romana me parece que, por un lado se defiendan los diferentes cultos y derechos de todos los integrantes de la sociedad pero que tambien se tenga presente que el estado esta dirigido hacia una practica de esta religion. Se debe educar a la poblacion, y comunicar estas leyes que tienen como palabras claves el estado laico, el culto, y la sustentacion de una determinada religion.

    Por ultimo, la misma consitucion menciona en su preambulo la “invocacion de la protección de un Dios de carácter universal, único y propio a todas las religiones.
”

    Nicole Hearne

    IA, RRII.

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  34. Agustín Almada dijo:
    "En mi opinión considero que en la reciente ley de matrimonio igualitario aprobada por el congreso nacional se ha cometido una injusticia con el pueblo, ya que este mismo se caracteriza por ser en su mayoría de religión católica, y lo que se ha legalizado va en contra de los principios de este pensamiento, y además, va contra la naturaleza humana.



    En el debate llevado a cabo para la promulgación de la ley, las diferencias que existen entre la Iglesia y el poder ejecutivo, además de distintas estrategias por parte de partidos opositores han provocado que se dejen de lado las bases constitucionales, y la opinión del pueblo.



    No he aprobado la actitud de no respetar la Constitución Nacional, que expresa claramente que la nación Argentina es una nación laica. Como se expresa en el preámbulo “…invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia…”; y en el artículo 2 donde se afirma que “El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano”.

    Según un estudio realizado por el CONICET en el año 2008, el 76,5 de la población Argentina profesa el culto católico.



    Respecto a la opinión de autoridades eclesiásticas en el ambiente publico me parece totalmente correcto, ya que son personas con los mismos derechos que tenemos todos y tienen la misma libertar de expresión que tiene cualquier habitante de la nación Argentina.



    Aludiendo a lo dicho por la jueza de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Carmen Argibay, me parece que el hecho de que la magistrada no profese el culto católico no le da derecho a retirar los crucifijos de las salas de la Corte. Este último es una propiedad del Estado, y este se caracteriza por el culto católico.



    Solo espero que quienes nos representan en el parlamento revisen lo que han hecho y dejen de lado intereses personales o partidarios, y escuchen a los únicos que tienen que escuchar, el pueblo".



    Agustín Almada

    1ºA RR.II

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  35. Lourdes Gill dice que:



    En primer lugar, creo importante destacar que ninguna voz debe ser callada, más allá de cual sea, por ejemplo, su religión; todos tenemos derecho a expresarnos y así también tenemos la obligación de respetar las opiniones de los demás. Si la visión de la vida de una persona, coincide con su vida religiosa, no es más que porque así fue educado, y me no parece bien que por esa razón, su opinión no sea tomada como válida. Al fin y al cabo, nadie tiene toda la verdad.

    Con respecto a la declaración de Carmen Argibay, me parece lamentable que un funcionario público del gobierno, no se informe antes de hablar, porque como ya comentaron varios de mis compañeros, en el artículo n°2 de la constitución nacional, el Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano. Además, si el estado realmente fuera laico, no sería sinónimo de anti-católico, por ende, las personas seguirían estando en todo su derecho a expresar libremente su religión.

    Respecto a sus comentarios en la nota del diario “perfil”: ¿Tener un símbolo religioso condiciona? ¿Y acaso no permitir el uso de los mismos no lo hace? Ese pensamiento es claro de una persona con un grado de intolerancia enorme. Si realmente viviésemos en una sociedad con respeto al prójimo, todo este tipo de actitudes no tendrían lugar, ya que no tendría porque condicionar las creencias de los que nos rodean.

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  36. Verónica Aranda opina así:



    Mi opinión es que la iglesia puede tiene libre expresión en los debates legislativos o en cualquier otro tipo de tema y plantearla en el espacio público, ya sea a favor o encontra del gobierno de turno, sin embargo siempre y cuando no afecta a los derechos de otras personas.

    Según la definición de libertad de expresión: Exteriorización de lo que se piensa u opina. SE PUEDE LIMITAR. La exteriorización se puede limitar para que no ofenda los derechos de terceros. Tales límites son los derechos de los demás a ser respetados en su honor, intimidad y fama, así como los derechos de la sociedad en su conjunto a que no se divulguen opiniones o pensamientos atentatorios contra el orden público o el orden de convivencia establecido.

    La libertad de expresión es un derecho fundamental o un derecho humano, señalado en el artículo 19º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, y las constituciones de los sistemas democráticos Ya que cualquier persona o grupo social posee el derecho.

    Por lo tanto cualquier persona posee el derecho de expresarse, siempre y cuando cumpla con las condiciones anteriormente nombradas.

    No considero que por que una opinión sea religiosa o no tenga q ser dejada de lado, cualquiera de las dos es válida si está dirigida al bien común de los seres humanos , evitando el daño a terceros.

    Verónica Aranda

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  37. El comentario de Melina Vetrano (en tres partes):

    Para empezar, quiero rectificar un error que leí en los comentarios de algunos de mis compañeros: nos guste o no, la CN no dice que el Estado sea confesional sino que sostiene (económicamente) al culto católico apostólico romano. Existe una amplia libertad de cultos garantizada por el artículo 14 de la Constitución Nacional, aunque el Estado reconoce un carácter preeminente a la Iglesia Católica, que cuenta con un estatus jurídico diferenciado respecto al del resto de iglesias y confesiones: según la Constitución argentina (artículo 2), el Estado Nacional debe sostenerla y según el Código Civil, es jurídicamente asimilable a un ente de derecho público no estatal. Se trata, con todo, de un régimen diferenciado que no conlleva su oficialidad como religión de la República.

    Aclarado esto, paso a otro tema. Jurídicamente, no importa que religión profesemos, somos todos ciudadanos y por lo tanto todos debemos ser representados. Y cada ciudadano tiene derecho a pensar distinto, y así expresarse. Si tal ciudadano además es católico, por ejemplo, seguramente tiene una cosmovisión que es acorde a sus creencias religiosas. Y quizás otro es además, digamos, marxista y su cosmovisión no proviene de la religión sino de una ideología política. Entonces hay que tener en claro que los valores y creencias de un ciudadano pueden provenir no sólo de la religión, ¿o acaso los ateos no tienen una cosmovisión particular también? Se desprende de esto que decir que una postura es inválida porque proviene de un credo confesional es tan disparatado como decir que una postura es invalida porque es marxista o porque es atea.

    ¿Un católico está inhibido de exponer su opinión en el espacio público? No, porque sin importar su credo, es un ciudadano como cualquier otro. ¿Oponerse con argumentos racionales, en una cuestión debatida, es hacer profesión de intolerancia si la postura asumida coincide con la visión religiosa? No, si así fuera, claramente no habría debate. Debatir es buscar un consenso, llevar a un mínimo acuerdo. Partir de la base de que un religioso tiene una debilidad mental al querer defender sus creencias no es un buen punto de partida.

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  38. Comentario de Melina Vetrano (2a parte)

    Pero claro, estamos en el ámbito del deber ser. Yendo a la realidad, varios conceptos parecen trastocados. La sociedad moderna no es laicista (como predica orgullosa) sino marcadamente antirreligiosa. O al menos asi parece; los pocos que pelean en esta línea hacen más ruido que todos los religiosos. ¿Por qué? Veamos las siguientes cifras (tomadas de http://www.conicet.gov.ar/NOTICIAS/portal/noticia.php?n=2977&t=5).

    La encuesta reafirma la condición creyente de la sociedad argentina, “9 de cada 10 entrevistados cree en Dios. El 76% se define católico; el 9% evangélico y un 11.3% dice ser ateo, agnóstico o no tener ninguna religión.”

    Sin embargo, se puede decir que estamos frente a procesos complejos de desinstitucionalización religiosa, de individuación y recomposición de las creencias. Es que “el 76% de los que se definieron como católicos, afirma concurrir poco o nunca a lugares de culto y solo el 23 participa frecuentemente de las ceremonias. Cuando se observan los modos de vivir la religión, el porcentaje de quienes dicen relacionarse con Dios por su propia cuenta, en todas las regiones, supera la mitad de la población. El “ser religioso a mi manera” o “me relaciono con Dios sin intermediarios” son frases que resumen las formas de vivir la religión en buena parte de la sociedad argentina contemporánea.”

    La opinión mayoritaria de la sociedad argentina sobre cuestiones como el aborto, la educación sexual en las escuelas, el uso de anticonceptivos, el sacerdocio en las mujeres, muestra la autonomía de conciencia y decisión y lo hacen tomando distancia de los postulados doctrinarios de las instituciones religiosas: “La gran mayoría constituyen sus creencias fuera o contra la propia institución. Cumplen ritos pero hacen lo que les parece. (…) Se bautizan, toman la primera comunión y a lo sumo se casan por iglesia, aunque cada vez menos. En el siglo XXI hay un proceso de individuación “tengo mis rituales, voy a la iglesia cuando yo quiero y no porque sea fiesta de guardar”, y es que la mayoría quiere tomar sus propias decisiones desde la cantidad de hijos, sexualidad (el yo quiero disfrutar, que nadie me imponga nada).”

    Es decir, 3 de cada 4 argentinos se definen como católicos, pero solo uno de ellos concurre a las ceremonias en los lugares de culto. Y los otros 2, viven la religión a su manera, o directamente no la viven. Son católicos porque mama y papa los bautizaron, y listo. Este es un detalle no menor, porque explica la razón del silencio de los creyentes ante los avances de medidas que van en contra de lo que dicen creer (matrimonio entre parejas del mismo sexo, aborto, por nombrar algunas). El católico argentino, en su mayoría, es católico “por herencia” o tradición, no por adherir a los principios de la Iglesia.
    (continúa)

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  39. Comentario de Melina Vetrano (3a y última parte)

    Lo cual responde la pregunta de por qué unos pocos hacen tanto ruido: porque nadie se opone. Piensan distinto, pero no se molestan en defender su postura. Por eso cuando aparece un grupo chiquito de creyentes que defienden su creencia son vistos como iguales en cantidad y por eso minimizados. A esto hay que sumarle una dosis de intolerancia de parte de los dos lados. Pero hay uno que se beneficia más: los “laicos” se presentan a sí mismos como la opción neutral y políticamente correcta, cuando en realidad son otra postura más. El debate entre ambos nos tendría que poner realmente en el medio, para satisfacer lo más posible a cada una de las partes.

    ¿Puede tener presencia la religión en el espacio público? Por ejemplo, ¿en la enseñanza de la religión, o con sus símbolos religiosos en ámbitos estatales? ¿Pueden opinar los eclesiásticos sobre temas que debaten los cuerpos legislativos? Los eclesiásticos pueden expresarse como todo ciudadano representados por el Congreso, y dirigirse a la comunidad católica en carácter de eclesiástico propiamente dicho. Realmente no le encuentro mucha lógica a la postura que dice que los curas y obispos no pueden opinar políticamente por su carácter de tal.

    ¿Qué es el laicismo? El laicismo teórico es la aconfesionalidad del estado. Pero por supuesto, los ciudadanos pueden expresar su culto libremente y expresarse de acuerdo a éste. ¿Y quién hace las leyes sino los mismos ciudadanos? El congreso debe procurar representar a la mayoría. Pero los no creyentes y defensores de un estado laico se presentan como una minoría cuyos derechos son vulnerados por la mayoría, y el congreso debe ampararlos. Y ellos dicen que ampararlos es lo más lógico porque son la postura neutral y “legalista”. Pero ya quedo demostrado en lo expuesto anteriormente que no son una postura neutral, son solo otra forma de pensar.

    En cuanto a las declaraciones de Carmen Argibay, cito primero la nota del diario Perfil: “promoverá que se saquen todos los crucifijos de las salas de audiencias de los tribunales, y aseguró que otros funcionarios judiciales comparten la iniciativa."Yo nunca tuve un crucifijo en mi despacho porque soy una funcionaria de un Estado laico. Tener un símbolo religioso condiciona", afirmó la magistrada que, antes de asumir su cargo en la Corte, se declaró públicamente atea”.

    Primero, nunca tuvo un crucifijo en su despacho porque es atea, no porque es funcionaria de un estado laico.

    Segundo, tener un símbolo religioso condiciona en tanto uno es creyente, y condiciona tanto como no creer. Es decir, vuelvo a lo mismo: el ateísmo o laicismo no son el punto medio sino otra posición distinta que provee una cosmovisión distinta, que condiciona tanto como la otra.

    Tercero, en cuanto a sacar los crucifijos de las salas de audiencias, la solución que a mi parecer va a satisfacer a ambos lados es que la decisión quede en manos del juez que hace uso de la sala. Aclaro: no me parece lo mejor, pero si la solución más plausible y posible.

    Melina Vetrano

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  40. Publico el comentario de María Florencia Devia Gonzalez

    En mi opinión, con respecto a los dichos de la Sra. jueza de la Corte Suprema Carmen Argibay, creo que está en todo su derecho de no querer poseer un crucifijo en su despacho ya que la República Argentina es un estado laico: “En la República Argentina ninguna religión reviste el carácter oficial. La Iglesia Católica Apostólica Romana, de tradición mayoritaria, cuenta con un status jurídico diferenciado del resto de los credos según la Constitución Nacional, que prescribe el sostenimiento del culto católico (Artículo 2º).Además del catolicismo, coexisten armoniosamente en el país más de 2.500 cultos inscriptos, como el protestantismo, el pentecostalismo, el judaísmo y el Islam, entre otros muchos credos.En la Argentina, la libertad de culto está consagrada en la Constitución Nacional”, fuentes www.argentina.gov.ar y www.culto.gov.ar
    Otro ejemplo que muestra que la Argentina es un Estado laico lo señala la Ley 2.140-de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires- Día de la libertad religiosa, en la que el artículo 2 proclama “Establécese que el Poder Ejecutivo, a través del organismo que corresponda, incluirá esta fecha en el calendario escolar y difundirá los principios de la libertad religiosa.” www.cedom.gov.ar
    El comentario que sí me pareció desafortunado fue “que se saquen todos los crucifijos de las salas de audiencias”, porque justamente al estar establecida en la Argentina la libertad de culto, la jueza no puede imponer su pensamiento, sino que cada uno según su credo puede tener en su despacho o en cualquier espacio público imágenes de cualquier religión. El tener un crucifijo o no, creo que no condiciona al momento de tomar decisiones, uno actúa de acuerdo a sus convicciones, a sus creencias y a sus valores.
    Con respecto a la enseñanza de la religión en los colegios públicos, me parece que de acuerdo al Estado en el que vivimos no se puede imponer ningún tipo de culto, ya que se estaría violando el derecho de todo ciudadano de ejercer libremente su credo.
    Me parece que los eclesiásticos indiscutiblemente pueden opinar y deben ser escuchados sobre temas que debaten los cuerpos legislativos por el mero hecho de ser ciudadanos-como ocurrió por ejemplo: cuando se formó el primer gobierno patrio de 1810 y cuando se declaró la independencia en 1816, en los ellos participaron activamente-; vivimos en una democracia donde todas las voces deben ser escuchadas, y en la cual la mayoría de los argentinos son católicos, más allá de respetar y tener en cuenta la opinión de las minorías.
    Con todo lo expuesto no significa que crea que las cosas debieran ser así y me remití a tratar de explicar desde mi lugar, cómo veo que funcionan y deben funcionar las cosas en un estado que dícese ser laico como el nuestro. Es más, creo que la religión debería ocupar un lugar más importante en el país toda vez que transmite valores y enseñanzas que son de suma vitalidad, y muchos de ellos tienen que ver con la ética, la moral y la responsabilidad y no con religión solamente. Estos valores expresados nos pueden ayudar a construir una Argentina mejor, ya que la realidad de hoy en día nos demuestra la pérdida de muchos de éstos.

    María Florencia Devia González

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  41. Lourdes Abalos dijo:

    En mi opinión la postura tomado por la Dra. Argibay Molina tiene un tinte autoritario, ya que en el artículo segundo de la Constitución Nacional Argentina se abala al culto Católico Apostólico Romano reconociéndola como religión preeminente. Por lo tanto no veo el motivo por el cual la Dra. se empeña en sostener que habría que despojar a las salas de audiencia y tribunales de los crucifijos.
    No encuentro la razón por la cual Argibay argumenta que la presencia de los crucifijos condicione la toma de decisiones. Esta actitud es una evidencia más de que hoy en día, nuestra sociedad se está volviendo cada vez mas laica. Se burla de la moralidad y de los valores bíblicos y a menudo se ridiculiza a los creyentes que tratan de vivir conforme a la norma que establece la Palabra de Dios, se dice que no están en contacto con la sociedad moderna, ninguneando los valores cristianos que son esenciales para vivir conforme a una ética moral que comprende virtudes como la prudencia, justicia, fortaleza y templanza que perfeccionan al hombre de tal modo que lo hacen más humano. Entre los puntos importantes del cristianismo se encuentran el respeto y amor al prójimo, considerarnos todos como hermanos y colaborar para la realización del bien ajeno entre otros.
    Es muy importante saber que la formación de los valores está influida por los padres, las amistades, la escuela, la sociedad y la religión. Esas personas e instituciones nos ayudan a determinar lo que consideramos bueno y malo. La Palabra de Dios deber ser la influencia más importante en ayudarnos a determinar los valores por los cuales hemos de vivir, otorgándonos de todos modos Dios el libre albedrio para escogerlos o rechazarlos.
    En Isaías 5:20-23, podemos ver como los valores censurables corrompen la moral y la sociedad. La advertencia fue que si Israel no se arrepentía y volvía al Señor, Dios destruiría el vallado que protegía a la nación y los enemigos podrían entrar a sus ciudades y destruirla.
    Isaías se entristeció porque la pérdida de los valores espirituales de su pueblo era la causa del juicio que Dios estaba enviando.
    Respeto que la Dra. sea laica y no posea ningún crucifijo en su despacho porque conforme al artículo 14 de la Constitución Nacional se establece la libertad de culto, posee derecho a manifestar y llevar a cabo su creencia. No obstante la libertad de culto no puede imponer la laicización del sistema jurídico siendo la republica Argentina un país Católico Apostólico Romano. Tampoco considero una ofensa para personas de otra religión la presencia de los crucifijos, siendo que tienen la opción de sacarlos de su despacho.
    Por último considero que en la actualidad hay temas de mayor importancia para toda la sociedad que la presencia o ausencia de crucifijos.

    Lourdes Abalos.

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  42. Tomás Vercelli dice que


    Primero, quiero expresar que estoy en total desacuerdo con la opinión de la jueza Carmen Argibay, pero no por eso no debo respetar lo que dice. Esto es algo que la señora Argibay no comprende. Cada uno tiene derecho a Profesar su propia religión o culto. Nadie debe prohibirnos este derecho. Como han dicho casi todos mis compañeros "El gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano" (Art. 2 de la constitución). Es así que cada uno puede practicar su religión, puede tener un crucifijo en su despacho, puede llevar un rosario, o cualquier símbolo que represente su religión. El estado sustenta, apoya la religión católica.



    Cuando La jueza Argibay dice "Tener un símbolo religioso condiciona" esto es una total incoherencia, no por tener en frente un crucifijo alguien debe sentirse condicionado. Yo creo que ella es quien esta condicionando cuando dice que va a promover sacar los crucifijos de las salas, es ella quien prohíbe que cualquiera tenga un crucifijo en su oficina. Esto es negar a una persona su religión. Ella esta delimitando la religión. Cada uno es libre de tener una cruz en su despacho, y si ella no esta de acuerdo con eso puede sacarlo de su oficina, pero no por eso intentar que saquen todos los crucifijos de las salas de audiencia.



    Además, vivimos en democracia, y debe respetarse la opinión de la mayoría, y no lo que una minoría prefiera.



    Por ultimo, en cuanto a si los eclesiásticos pueden opinar en temas que debaten los cuerpos legislativos. ¡Claro que si! Cualquiera por la condición de ser hombre puede opinar sobre un tema, le guste o no. No por que uno pertenezca a la iglesia tiene prohibido expresarse. Es una actitud fascista el no escuchar al orador. Y los valores que parece representar la Señora Carmen Argibay no se consustancian con los valores de una democracia.


    Tomás Vercelli

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  43. Este es el comentario de Carolina Tobar:

    El tema planteado religión y sociedad es tan amplio pero responde a una realidad sustantiva que invoca en la introducción la constitución argentina sustentando un principio que propende respaldar una norma en el marco del derecho consuetudinario porque el pueblo argentino en su gran mayoría es católico.
    Y tanto la constitución como las demás leyes propenden dar un esquema que soporta el convivir social basado en un derecho con valores y principios morales para que las relaciones de los ciudadanos tengan fortaleza y un sustento de principios que a través de la historia define la estructura de la religión católica.
    El malhadado hecho absolutamente cuestionable como es la posibilidad de un matrimonio entre dos seres del mismo sexo, no sólo que constituye un atentado legal a los principios de la constitución, la moral y la religión católica sino que basado en una resolución con una mayoría legislativa estrecha dio paso a la práctica de algo que atenta a la naturaleza y la subsistencia de la humanidad.
    Los papas en sus encíclicas mirando al mundo retoman los mandamientos de la Ley de Dios y en muchas legislaciones que intentan transformar los valores permanentes y divinos dela religión en principios y esquemas de vida para que el hombre desde niño y en todas sus etapas no se desvíe y encuentre indicadores de un camino que les da fortaleza a las leyes que aplica el hombre para buscar justicia, paz y equidad.
    Las relaciones entre religión y laicismo se puede entender cuando se interpreta la definición del laicismo como: el respeto a todo tipo de creencia religiosa sin la posibilidad de un proselitismo religioso en los centros de educación, primario, secundario o universitario, lo que significa que los principios religiosos de cualquier naturaleza puedan ser divulgados y enseñados en el marco de la iglesia entendida como tal a la familia y como extensión cualquier tipo de templo en donde se practique diferentes religiones con las características y principios que hacen la diferencia de cada una de ellas.
    Muchas constituciones invocaban en la parte introductoria el nombre y la protección de Dios; en la actualidad hay otras corrientes como la ecológica lo que ha dado paso a que en las nuevas constituciones en los países de América Latina están apareciendo nuevos sustentos que apuntan a prevenir y mitigar los efectos dañinos del calentamiento global guiándole al hombre mediante leyes y reglamentos para que encuentre el hombre recursos que permitan mantener a la tierra y los seres vivos incluido el hombre en un contexto de equilibrio, dándoles simbólicamente las nominaciones ancestrales y pidiendo que cuidemos a la madre tierra.
    En algunos países todavía mantienen constituciones cuyos principios y valores morales se derivan de la religión y este elemento es el que ha dado mayor fortaleza para que se apliquen en favor del derecho positivo, de las buenas costumbres y del respeto a la vida para que en muchos casos prevenga, sancione y corrija los comportamientos equivocados en beneficio de la humanidad y de la convivencia pacífica de los pueblos de las personas y de la familia.

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