Puede que para algunos lectores no haya quedado en claro que el rechazo al pseudo matrimonio homosexual no implica discriminar a las personas homosexuales y que, por otra parte, es necesario distinguir entre la inclinación homosexual y la conducta o actividad homosexual.
Por ello, viene a cuento leer el artículo que salió ayer, 28 de noviembre, en: http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=26189
El artículo en cuestión se refiere a un escritor homosexual, quien, a propósito del proyecto promovido por el presidente de Francia, se ha manifiestado en contra del "matrimonio" homosexual, y que considera que oponerse a ese proyecto de ley no constituye un acto de discriminación contra los homosexuales.
Ha escrito varios libros proponiendo la vida de continencia y castidad
e intensifica su campaña tras el proyecto de François Hollande
En Francia, relevantes miembros
de la comunidad homosexual se están rebelando contra la dictadura que ejerce en
los medios el lobby LGTB, imponiendo un pensamiento único que no representa a
todos en lo que concierne al "matrimonio" gay. En la reciente manifestación celebrada en París contra el proyecto del
presidente François Hollande estuvo el líder gay Xavier Bongibault,
y recientemente se ha publicado una nueva obra de Philippe Ariño: La
homosexualité en verité [La homosexualidad de verdad], donde, afirma,
"rompe por fin el tabú".
Experto
en códigos homosexuales
De 32 años y profesor de español,
Philippe Ariño es un escritor homosexual bien conocido en
Francia por un libro en particular, un Diccionario de códigos
homosexuales en dos volúmenes, y también por otros dos libros en torno
a "la pareja homosexual, más allá del bien y del mal", tanto en
perspectiva íntima como social.
El objetivo de estos cuatro
trabajos, que datan de 2008, es siempre definir la naturaleza y
las causas del deseo homosexual, y sus consecuencias personales y sociales. Ha
escrito una obra de teatro, colabora con sus artículos en diversos medios y
dirige además un programa de radio destinado a la comunidad gay.
Se ha tomado el curso 2002-03 como año sabático para promocionar sus obras
y difundir su pensamiento.
El
error de confundir las cosas
Ariño se ha posicionado con
claridad contra la consideración de las parejas de gays o lesbianas
como matrimonio. En su última entrevista, concedida al semanario Famille
Chrétienne [Familia Cristiana], le dice con rotundidad al socialista François Hollande:
"¡Por favor, ahórrenos esta ley!".
¿Cuáles son sus razones? Según
explica en L´homosexualité en verité, su principio antropológico es
que la única división fundadora entre los seres humanos es la diferencia
de sexos. Por tanto, no existen en sentido estricto ni la
homosexualidad ni la heterosexualidad, que son sólo construcciones semánticas
que se transforman en construcciones ideológicas con consecuencias sociales de
las cuales la última es la pretensión de equiparación con la familia
natural.
Ariño recuerda que la
palabra homosexualidad sólo existe desde 1869 para designar una
bisexualidad de corte libertino, y la palabra heterosexualidad nace en
1890 para designar un "hermafroditismo psíquico" liberador
de una sexualidad normativa en aras del amor libre. Rechaza que la
homosexualidad sea una "enfermedad": en su opinión, lo que llamamos
con esa palabra es una sensibilidad especial y un "deseo herido".
A
favor de la posición de la Iglesia
Ariño es católico y explica
que él canaliza ese deseo y lo sublima ofreciéndolo a Dios viviendo en
castidad. La sexualidad no es la genitalidad, y en ese sentido
aplaude que la Iglesia haya distinguido siempre entre las tendencias y los
actos.
En un artículo publicado en su página web, Ariño considera
"absurda" la "oposición" y la "confusión" que
algunos intentan promover para presentar a la Iglesia como contraria a los
homosexuales, y lamenta que esa incomprensión lleve a muchos artistas gays a
producir obras que caen directamente en la blasfemia, y a
buena parte de esa comunidad a incurrir continuamente en la provocación
agresiva.
"La Iglesia católica nunca
ha dicho que las personas homosexuales sean pecadoras por ser homosexuales. Al
contrario, está deseosa de acoger a las personas que se dicen homosexuales, y
distingue tanto entre los actos y las personas, como entre los
individuos y sus deseos superficiales", dice.
Diferenciar entre el ser y el
hacer es reconocer la existencia de nuestra libertad, nos
salva de negarnos y diabolizarnos a nosotros mismos", continúa: "Sin
duda somos siempre reflejo de nuestros actos y responsables de ellos. Pero a
los ojos del amor y de la fe, un hombre siempre es más grande que los pecados
que comete, por graves y vergonzosos que sean. Para la Iglesia católica, lo que
cuentan sobre todo son las personas. Creo que tiene toda la razón del mundo al
diferenciar entre la práctica sexual y la identidad sexual: es su empeño en
señalar esa frontera el que define el vínculo entre fe y homosexualidad,
el que le dice a las personas homosexuales que tienen un lugar en la Iglesia en
cuanto hombres donde late un deseo homosexual real y reconocido como tal. La
Iglesia no pretende cambiarlas, sólo les pide que pongan su identidad
más profunda como hijos de Dios por delante de su identidad secundaria
como personas homosexuales".
Las ideas de Philippe Ariño están
suscitando un amplio debate tanto en ámbitos cristianos como,
en la medida en que no son silenciadas por el lobby LGTB, en la comunidad
homosexual, convirtiéndole en un autor de referencia en un momento álgido de
polémica en Francia."
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